Era noche cerrada cuando dos veleros que cruzaban el Estrecho de Gibraltar empezaron a notar un tambaleo. “Orcas”, deduce rápidamente uno de los tripulantes que graba la escena. Al rato ocurre lo peor: el timón se rompe y maniobrar es imposible. Este comportamiento agresivo de estos animales se ha repetido en varias ocasiones desde el año pasado.
En el verano de 2020, varios marineros tuvieron que realizar llamadas de emergencia por encontronazos con orcas, que embestían sus barcos fuertemente. La mayoría fueron en la costa gallega. En al menos dos ocasiones de las más de veinte que se reportaron, el timón se rompió –como ha ocurrido en el incidente de este fin de semana–, y hubo unas cuantas embarcaciones que resultaron dañadas.
Son momentos de mucho miedo. Los tripulantes del ‘Serena IV’ han contado a ‘Nius la odisea que vivieron después de repostar en Gibraltar, cuando se dirigían a Lanzarote. "Al principio creíamos que había sido un contenedor", dicen. No tardaron en golpear el timón, como se aprecia en las imágenes, mientras parte del grupo de orcas se dirigía al casco.
Finalmente el equipo decide encender una bengala para ahuyentar a las orcas, y funciona. Las gigantescas manchas blancas que bordean el barco desaparecen y los tripulantes respiran por fin tranquilos.
Varios expertos han teorizado tras encontronazos anteriores que estos ataques son una ‘venganza’ de las orcas, que en numerosas ocasiones sufren heridas por golpes de barcos. Otra hipótesis es que son los ejemplares juveniles los que embisten, mientras que los adultos se mantienen alejados. Se trata de animales capaz de hacer mucho daño: un macho adulto llega a medir hasta 9 metros y a pesar más de 5 toneladas.