Hubo una época en que el río Besós era un remanso de paz donde se mezclaban los sonidos de la naturaleza. Conejos, serpientes, tortugas… Y el animal más exigente de todos: la nutria. Durante el confinamiento una familia ha estado rondando su cuenca, lo cual es doblemente positivo porque implica que vuelve a ser una zona de cría, y aunque no había nadie para verlo, ahí estaban las cámaras del Zoo de Barcelona para grabarlo.
Las cuencas de los ríos Tordera y Besós que nacen y desembocan en Cataluña han sido objeto de estudio en los últimos años con un fin: procurar la recuperación de la nutria en esta zona. Solía ser una especie abundante, pero con la contaminación de las aguas y el ruido constante de los viandantes el animal decidió alejarse.
En abril de 2019 se consiguió registrar la presencia de unos 11 ejemplares, y ahora acaban de constatar por primera vez en décadas que, en efecto, la nutria ha vuelto y lo ha hecho además con la confianza para criar en la cuenca del Besós. Una buenísima noticia.
"Su presencia viene determinada por los recursos que encuentra", le decía Arnau Tolrà, que lidera el proyecto para la recuperación de la nutria, al diario ‘'La Vanguardia' el año pasado.
Es necesario que las aguas estén en buen estado para que haya peces, su alimento preferido. En el Besós la variedad va desde el barbo hasta las anguilas, un menú variado para las nutrias.
También es necesario el silencio. No les gusta 'ser vistos', y por tanto acostumbran a salir por la noche para esquivar humanos y depredadores. Así, muchas de las imágenes que ha conseguido el Zoo de Barcelona han sido captadas cuando oscurecía, y se aprecia incluso a las crías moviéndose de un sitio a otro después de darse un chapuzón.