Si obviásemos la ubicación exacta de las imágenes creeríamos que se trata del desierto del Sáhara, compuesto por la arena que irradia en sus montañas, pero no lo es. Aunque parezca inverosímil, se trata de imágenes congeladas en los glaciares de Nueva Zelanda. La nieve se ha cubierto de una mezcla entre polvo y ceniza y el motivo no es más que el reflejo que alcanza la magnitud de los incendios que azotan a Australia. ¿Qué ha pasado realmente para que cambien de color y qué efectos tiene?
Australia comenzó el año igual que lo acabó: con más de 200 fuegos activos que llevan azotando el país desde noviembre y que ya deja deplorables consecuencias. Las imágenes satelitales revelan la magnitud desorbitada que alcanzan los incendios, trasladándose hasta 1.500 kilómetros sobre el aire para llegar al país del suroeste del Pacífico para cambiar por completo su paisaje. Es la primera vez que vemos esta estampa y podría generar graves secuelas para la masa de hielo de los glaciares.
Según ha explicado el exdirector del Centro de Investigación Antártica (Antartic Research Centre, por sus siglas en inglés), Andrew Mackintosh, este acontecimiento podría tener un efecto directo en el deshielo de los glaciares. En sus palabras, "nunca había visto transportarse tanta cantidad de ceniza", y, además, asegura que puede ser un hecho irreversible al aumentar el deshielo de los glaciares en un "20 o 30% durante esta temporada".
Se estima que los glaciares más bajos no podrán ver otro episodio de nevadas a corto plazo por las elevadas temperaturas que azotan al país, en casi 40ºC de máxima, y que complican en gran medida las medidas de extinción. Por ello, el polvo podría cubrir la nieve como mínimo hasta marzo, afirma Mackinstosh, y si Australia sigue estando afectada por los incendios forestales extremos y las sequías, "será uno de los factores que propicien la desaparición total de los glaciares en Nueva Zelanda".
Parece el cuento de no acabar para el país australiano, que desde hace tan solo tres días, ya se ha cobrado la vida de 5 personas, sumando un total de 17 víctimas desde que comenzaron a expandirse los conatos. Han sido más de 13.000 hectáreas quemadas en lo que se registró de año, lo que ha acabado con la muerte de más de 450 millones de animales. Asimismo, no paramos de ver imágenes de las playas calcinadas y de cielos naranjas, compuestos por un aire que se considera ya "altamente contaminante", según las autoridades de Sidney, la capital de Australia.