Aunque pueda parecer insustancial ‘lanzar’ rayos láser de la Tierra a la Luna en busca de un reflejo de vuelta, la Nasa lo ha intentado docenas de veces en la última década. Este lunes, 10 de agosto, lo han conseguido por primera vez. ¿Por qué es un paso importante?
Los láseres se utilizan parar estudiar la física del universo. Cuando el programa Apolo llegó a nuestro satélite desde 1969 hasta 1972 colocó en su superficie no solo equipos para su monitoreo como sismómetros, también tres reflectores láser. Pero la señal que devolvían era ya muy débil por ser antigua (han pasado 50 años) y es por eso que la Nasa vio una nueva oportunidad en 2009 con el satélite Lunar Reconnaissance Orbiter (LRO), que ha estado orbitando con la Luna.
"Ahora que hemos estado recopilando datos durante 50 años, podemos ver tendencias que no hubiéramos podido ver de otra manera", dice Erwan Mazarico, científico planetario del Centro de Vuelo Espacial Goddard de la Nasa en Maryland, en un comunicado.
“Hay cinco paneles reflectantes en la Luna”, explica la Nasa, “dos fueron entregados por tripulaciones de Apolo 11 y 14 en 1969 y 1971, respectivamente. Cada uno de ellos está hecho de 100 espejos que los científicos llaman cubos de esquina; el beneficio de estos espejos es que pueden reflejar la luz en cualquier dirección de donde provenga. Los astronautas del Apolo 15 dejaron otro panel con 300 cubos de esquina en 1973. Los rovers robóticos soviéticos llamados Lunokhod 1 y 2, que aterrizaron en 1970 y 1973, llevaron dos reflectores adicionales, con 14 espejos cada uno. En conjunto, estos reflectores comprenden el último experimento científico de trabajo de la era Apolo”.
Ahora la pregunta es otra: ¿Por qué algunos láseres están devolviendo solo una décima parte de la señal esperada?
Una teoría que parece la más factible hasta ahora es que el polvo lunar esté entorpeciendo los paneles y por eso la luz no llegue. Además podría estar sobrecalentándolos, lo cual los haría menos eficientes. Esto sigue siendo un misterio.
La técnica es apuntar un rayo de luz al reflector y analizar cuánto tarda en regresar. Una revelación es que la Tierra y la Luna se están separando lentamente, “3,8 centímetros por año”, especifica la agencia espacial. Esta brecha parecer ser el resultado de interacciones gravitacionales entre los dos cuerpos.
En cuanto a la importancia que tiene realmente esto de reflejar un láser en la Luna para la Nasa, reside especialmente en conocer exactamente a qué distancia está. Recibir de vuelta el reflejo en aproximadamente 2,5 segundos les da una precisión, dicen, con margen de error “del grosor de una cáscara de naranja”.
Además de todo esto, puede que el láser pueda ayudar a averiguar al fin si dentro del núcleo fluido del interior de la Luna se esconde otro sólido. “Pero para obtener más información, los científicos primero deben conocer la distancia entre las estaciones terrestres y los reflectores lunares con un mayor grado de precisión que los pocos milímetros actuales”, dice el comunicado de la Nasa.
El clima afecta la señal de luz, al igual que la alineación del Sol, la Luna y la Tierra. Es por eso que a pesar de varios intentos en la última década, los científicos de Goddard de la NASA no habían podido alcanzar el reflector de LRO hasta su colaboración con investigadores franceses.
Su éxito hasta ahora se basa en el uso de tecnología avanzada desarrollada por el equipo de Géoazur en la Université Côte d'Azur para una estación láser en Grasse, Francia, que puede pulsar una longitud de onda de luz infrarroja en LRO. “Uno de los beneficios de usar luz infrarroja es que penetra en la atmósfera de la Tierra mejor”, concluye.