Los pozos han sido identificados por el SETI Institute y el Mars Institute a través del análisis de datos de imágenes del Orbitador de Reconocimiento Lunar (LRO) de la NASA. Si hay hielo de agua presente, estas potenciales "tragaluces" podrían permitir a futuros exploradores un acceso más fácil al hielo subterráneo, y por lo tanto al agua, que si tuvieran que excavar el "regolito" (escombros superficiales) en los polos lunares.
Los nuevos pozos se identificaron en el piso noreste de Philolaus Crater, un gran cráter de impacto de 70 kilómetros de diámetro ubicado a 72.1oN, 32.4oW, aproximadamente a 550 kilómetros del Polo Norte de la Luna, en el lado cercano lunar. Los pozos aparecen como pequeñas depresiones sin borde, típicamente de 15 a 30 metros, con interiores completamente sombreados.
Los pozos están ubicados a lo largo de secciones de canales sinuosos, conocidos en la Luna como "ranuras sinuosas", que se entrecruzan en el suelo del Cráter Philolaus. En general, se cree que las franjas sinuosas lunares colapsaron, o parcialmente colapsaron, estos tubos de lava, los túneles subterráneos que alguna vez fueron corrientes de lava en movimiento.
"Las imágenes de mayor resolución disponibles para el Cráter Philolaus no permiten que los pozos se identifiquen como tragaluces de tubo de lava con una certeza del 100%, pero estamos buscando buenos candidatos considerando simultáneamente su tamaño, forma, condiciones de iluminación y configuración geológica", dice en un comunicado Pascal Lee, científico planetario en el SETI Institute y el Mars Institute, que hizo el nuevo hallazgo en el Centro de Investigación Ames de la NASA en Silicon Valley.
Antes de este descubrimiento, otros investigadores habían encontrado más de 200 pozos en la Luna, muchos de los cuales se identificaron como posibles lucernarios que conducían a tubos de lava subterráneos asociados con surcos sinuosos similares. Sin embargo, el nuevo anuncio representa el primer informe publicado de posibles tragaluces de tubo de lava en las regiones polares de la Luna.
El nuevo descubrimiento abre una perspectiva emocionante: un acceso potencialmente mucho más fácil para la extracción del hielo polar lunar y su conversión en agua líquida para abastecer colonias lunares permanentes en la zona.
Tres factores podrían ayudar: 1) los tragaluces y los tubos de lava podrían proporcionar un acceso más directo al gélido subsuelo polar lunar, aliviando la necesidad de excavar grandes cantidades de regolito lunar; 2) si hay hielo dentro de los tubos de lava, podría ser en forma de formaciones de hielo masivas, como suele ocurrir en los tubos de lava fría en la Tierra, en lugar de mezclarse dentro de la arena lunar, y 3) la energía solar estaría disponible cerca, justo afuera de cada tragaluz.