Un nuevo plato gigante adorna el paisaje de Robledo de Chavela, en Madrid. Se trata de la superantena instalada por la NASA y que pasa a formar parte de la “centralita interplanetaria” que la agencia está creando para comunicarse con las misiones del espacio profundo. Esta es una de las tres estaciones terrestres en funcionamiento en todo el mundo, y que serán cruciales para avanzar en la exploración del cosmos.
La superantena inaugurada por el Rey Felipe VI en el Madrid Deep Space Communications Complex (MDSCC) de la NASA, en la localidad madrileña de Robledo de Chavela, ha sido llamada Estación de Espacio Profundo 53, o DSS-53.
La antena de 34 metros es parte de la Red de Espacio Profundo (DSN, por sus siglas en inglés) de la NASA, y una de las tres estaciones terrestres de este tipo en todo el mundo. La estación de Madrid está gestionada en nombre de la NASA por el Instituto Nacional de Técnica Aeroespacial de España.
DSS-53 es la primera que podrá comunicarse en todo el rango de frecuencias de comunicación de la Red de Espacio Profundo. Esto supone que DSS-53 es una antena "todoterreno" ya que además de poder comunicarse con todas las misiones del DSN, también puede ser usada como apoyo para otras antenas del Complejo de Madrid.
Con la incorporación de DSS-53 y sus gemelas de 34 metros en los tres complejos ubicados 120 grados de longitud (Goldstone, Canberra y Madrid), la Red está preparándose para garantizar la capacidad de comunicación y navegación de las misiones a Marte y a la Luna que están por llegar, así como para la tripulación de la Misión Artemis.
Las tres estaciones similares están localizadas equidistantemente una de la otra, a unos 120 grados en longitud alrededor de la Tierra. Esto es imprescindible para poder dar soporte las 24 horas del día, los 365 días del año a los distintos vehículos espaciales que se pueden encontrar en cualquier posición en el espacio exterior, quedando al menos una de las tres estaciones siempre visible para los vehículos.
La primera estación, en California, se instaló hacia el año 1958. La segunda, en Australia, se remonta al año 1964. Y la tercera estación es la de Robledo de Chavela.
Juntas, las nuevas antenas suponen una mayor capacidad para recibir información en la Tierra, como imágenes del misterioso asteroide Psyche que adquirirá la misión del mismo nombre, o datos de la próxima misión Europa Clipper que revelarán si la luna helada de Júpiter tiene la capacidad de albergar vida tal como la conocemos.
“Esta nueva antena agrega aproximadamente un 8% más de capacidad a la red. Lo que significará es un 8 % más de ciencia, y eso es realmente significativo”, dice en un comunicado Bradford Arnold, gerente del proyecto DSN del JPL.
Se espera que las próximas antenas de la Red de Espacio Profundo se instalen en Goldstone y Canberra.