Este martes, 20 de octubre de 2020, es un día histórico para la NASA. La agencia espacial aterrizará, por primera vez, sobre un asteroide, Bennu, para recoger muestras de rocas y polvo que se estudiarán en la Tierra. La misión OSIRIS-REx vivirá así su particular Armageddon a lo Bruce Willis, aunque en la realidad será sin armas nuclearse de por medio.
Las primeras observaciones del asteroide realizadas en la Tierra sugirieron que tenía una superficie lisa con un regolito (la capa superior de material suelto y no consolidado) compuesto por partículas de menos de dos centímetros de tamaño. A medida que la nave espacial OSIRIS-REx pudo tomar fotografías con una resolución más alta, se hizo evidente que tomar muestras de Bennu sería mucho más peligroso de lo que se creía anteriormente: la superficie de Bennu está cubierta principalmente de rocas masivas, no rocas pequeñas.
Durante Touch-And-Go (TAG), el satélite aterrizará en el sitio llamado Nightingale, un área rocosa de 16 metros de diámetro en el hemisferio norte de Bennu. Allí, recolectará una muestra, con la que regresará a la Tierra en 2023. No será tarea fácil.
“La nave espacial OSIRIS-REx hará su primer intento de TAG para recolectar al menos 2 onzas de regolito del asteroide Bennu. Dado que Bennu está tan lejos, los operadores en tierra darán instrucciones al software, y luego se acercará de forma autónoma a Bennu y extenderá su brazo robótico, llamado Mecanismo de adquisición de muestras Touch-and-Go (TAGSAM)”, ha explicado Roger Harris, gerente de proyecto de OSIRIS-REx en IV&V.
Durante las 4,5 horas de duración del evento de recolección de muestras, la nave espacial realizará tres maniobras separadas para alcanzar la superficie del asteroide. La secuencia de descenso comienza con OSIRIS-REx encendiendo sus propulsores para una maniobra para dejar su órbita segura aproximadamente a 770 metros de la superficie de Bennu.
Después de viajar cuatro horas en esta trayectoria descendente, la nave espacial realizará la maniobra "Checkpoint" a una altitud aproximada de 125 metros. Esta combustión del propulsor ajusta la posición y la velocidad del OSIRIS-REx para descender abruptamente hacia la superficie. Aproximadamente 11 minutos después, la nave espacial realiza la combustión "Matchpoint" a una altitud aproximada de 54 metros, ralentizando su descenso y apuntando a una trayectoria que coincida con la rotación del asteroide en el momento del contacto.
La nave espacial luego desciende a la superficie, aterriza durante menos de dieciséis segundos y dispara una de sus tres botellas de nitrógeno presurizado. El gas agita y levanta el material de la superficie de Bennu, que luego queda atrapado en la cabeza recolectora de la nave espacial. Después de este breve toque, OSIRIS-REx enciende sus propulsores para alejarse de la superficie de Bennu y navega a una distancia segura del asteroide.
"El ‘Sistema de Seguimiento de Características Naturales’ permitirá que la nave espacial retroceda antes de estar en peligro de colisionar en Nightingale, que si bien es nuestra mejor opción para recolectar material de superficie, está rodeada de enormes rocas que amenazan la misión", aclara Harris.
Después, “si todo va bien”, dice, “TAGSAM guardará el material recolectado y comenzará el viaje a casa”. La nave espacial está programada para partir de Bennu en 2021 y entregará la muestra recolectada a la Tierra el 24 de septiembre de 2023.
Todo el proceso del martes se retransmitirá en directo en este enlace de la NASA, y empezará a las 5:00 pm EDT (las 23:00 h en la Península Ibérica).
El asteroide Bennu es lo que la NASA describe como una "pila de escombros", puesto que se formó a partir de pedazos de escombros rocosos que la gravedad comprimió. Es tan alto como el Empire State Building, aunque un 20 a 40 por ciento de su volumen es espacio vacío por los agujeros en su interior, que lo hacen vulnerable. El asteroide corre el peligro de separarse si comienza a girar mucho más rápido o si interactúa demasiado con un cuerpo planetario.
“Bennu orbita entre planetas, lunas, asteroides y cometas. Debido a que es tan antiguo, Bennu podría estar hecho de material que contiene moléculas que estaban presentes cuando se formó la vida por primera vez en la Tierra. Todas las formas de vida de la Tierra se basan en cadenas de átomos de carbono unidos con oxígeno, hidrógeno, nitrógeno y otros elementos. Sin embargo, el material orgánico como el que los científicos esperan encontrar en una muestra de Bennu no siempre proviene necesariamente de la biología. Sin embargo, los científicos seguirían investigando para descubrir el papel que jugaron los asteroides ricos en materia orgánica en la catalización de la vida en la Tierra”, explica la NASA en una publicación llamada 'Diez cosas que debe saber sobre Bennu'.