A menudo asociamos la Antártida a la ausencia de vida por el frío extremo que se apodera de la región austral a lo largo del año. No obstante, además de los pingüinos, focas y de más animales que se pasean por el hielo, resulta que un insecto invasor ha llegado de alguna manera para mezclarse con la biodiversidad del continente blanco y es cada vez más numeroso. Se trata del 'eretmoptera murphyi' (también conocido como mosquito sin alas), y su proliferación en la Isla de Signy podrá convertirlo en una preocupante plaga dentro de poco.
Un grupo de investigadores españoles de la Universidad Complutense de Madrid, el Museo Nacional de Ciencias Naturales MNCN-CSIC (proyecto NICHEAPPS) y la Universidad Rey Juan Carlos (proyecto ANTECO), junto con expertos ingleses y australianos, ha informado la Agencia SINC, están en este momento inmersos en una difícil tarea: eliminar el mosquito sin alas de la Antártida.
Su diminuto tamaño complica las cosas y, aunque pueda parecer poco amenazante, este insecto podría traer serios problemas al ecosistema antártico. ¿Cómo ha llegado allí? No es un nuevo visitante. Llegó hace 60 años a la bahía Borge de la isla Signy, en el archipiélago de las Orcadas del Sur.
*Imagen: Ubicación de la Isla Signy / Google Maps
Se desconoce cómo lo hizo, pero todo indica que podría haberlo hecho durante el desembarco de la base de investigación científica inglesa. Según apunta un estudio publicado en 2013 en 'British Antarctic Survey', habrían llegado por accidente de las Islas Georgia del sur, a 885 km de distancia, "probablemente durante los experimentos de trasplante de plantas en la década de 1960", enuncia.
Gracias a su adaptación y su supuesto ciclo de vida de 2 años, en las últimas décadas su número se ha multiplicado. Actualmente, "alcanza una densidad de más de cientos de miles por metro cuadrado y se ha convertido en una maquina transformadora del medio", especifica la nota de prensa oficial.
"El estudio de la ecofisiología del organismo nos permite realizar modelos predictivos de su posible expansión geográfica con el fin de establecer medidas de cuarentena así como predecir futuros procesos de invasión", declaran en el informe los científicos.
Si las previsiones de cambio climático no varían, será cada vez más fácil para esta especie reproducirse y llegar a nuevas zonas, dañando inevitablemente la biodiversidad de la Antártida. "En la próxima campaña antártica española", concluye el comunicado, los expertos viajarán "a la Isla Rey Jorge (a 697 km de Isla Signy) para estudiar en colaboración con el programa polar uruguayo la reciente presencia de otro mosquito invasor".
Para evitar futuras invasiones de especies no nativas, la comunidad científica está demandando un control exhausto de las expediciones que detecte la presencia de organismos 'extranjeros'.