El pasado domingo, un padre caminaba con su hija por la isla irlandesa de Valentia cuando vio un enorme animal en las rocas. Lo que inicialmente pensó que era una foca se trataba en realidad de una morsa que se durmió una siesta sobre un iceberg en el Ártico y acabó en la costa británica. ¡Sorpresa!
Quién iba a pensar que la primera morsa del Ártico que se ha visto nunca en Irlanda estaba frente a sus ojos… Pero Alan Houlihan, a quien avisó su hija de la presencia de una supuesta foca, no dudó al ver los colmillos y el tamaño del animal cuando este salió del agua: “Era enorme. Tenía aproximadamente el tamaño de un toro o una vaca, bastante similar en tamaño; es grande, grande", le ha dicho al diario ‘IrishCentral’.
Las morsas (Odobenus rosmarus) suelen en vivir en regiones del Círculo Polar Ártico. Allí comen cangrejos, mejillones y peces y duermen sobre el hielo. Sus colmillos les ayudan a picar en el hielo para tener más enganche mientras duermen y para ayudarse a salir del agua, así como para pelear entre ellos. Son animales imponentes: los machos llegan a pesar hasta 1700 kg.
Que lleguen a Irlanda no es nada común. La primera vez que se registró su presencia en el país fue en 1897, pero no se vieron otras morsas hasta la década de 1980, según la emisora de irlandesa RTÉ. Después se habrán visto tan sólo unas 20.
"Es del Ártico", le dijo el biólogo marino Kevin Flannery a 'IrishCentral'. "Yo diría que lo que sucedió es que se quedó dormido en un iceberg y se fue a la deriva y luego se fue demasiado lejos, en el Atlántico medio o en algún lugar así, posiblemente en Groenlandia".
Ya sólo queda esperar, dice este biólogo, a que consiga algunos cangrejos en los alrededores de la costa oeste irlandesa y recupere fuerzas para volver a casa. Después de un viaje de miles de kilómetros, añadía, la morsa debe de estar exhausta.