Mitosis y meiosis, dos procesos imprescindibles para la vida: funciones y diferencias
Ambos procesos, mitosis y meiosis, resultan imprescindibles para la vida, si bien sus funciones son muy distintas
La mitosis se relaciona con la formación de tejidos y órganos, y es un proceso más sencillo
En el caso de la meiosis, su función se relaciona con la reproducción, generándose un intercambio de información genética
Cuando hablamos de la mitosis y la meiosis estamos haciendo referencia a las dos principales formas de división celular que existen, aunque, lógicamente, existen diferencias entre ellas y el resultado de estos procesos es diferente, así como los mecanismos mediante los cuáles esta división ocurre. En ambos casos hay que partir de la idea de que la división celular es imprescindible para la vida: por eso es tan importante conocer cómo funcionan estos procesos y cuál es la diferencia entre mitos y meiosis.
Diferencias entre mitosis y meiosis
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Los conceptos de mitosis y meiosis son bastante comunes pero muchas veces se nos olvida su significado exacto y sus implicaciones. Se trata de los principales mecanismos de división celular en los seres humanos y en aquellos organismos con reproducción sexual, y sin ellos la vida y la continuidad de las especies sería imposible.
Tal y como explican desde Médico+, en ambos casos, estos procesos se producen en células eucariotas (es decir, con núcleo definido), ocurre una duplicación del ADN y es necesaria la presencia de cromosomas homólogos, así como del uso de enzimas comunes.
Más allá de estos puntos, todo son diferencias: en el caso de la mitosis, ocurre en células somáticas, que son las que forman tejidos y órganos. Por ejemplo, nuestros músculos, nuestro corazón... La meiosis, por el contrario, ocurre únicamente en la células sexuales. Por tanto, la inmensa mayoría de la división celular en nuestro cuerpo se produce mediante mitosis, un proceso que es, a la vez, más sencillo que la meiosis.
Así, en la mitosis el resultado será una célula madre dividida en dos células hijas con idéntico número de cromosomas e información genética. Se trata, por tanto, de clones, sin variabilidad genérica, al ser copias casi exactas que permiten renovar nuestros órganos y tejidos constantemente.
En cuanto a la meiosis, esta división celular tiene lugar en las células germinales, que son las que generan los gametos o células sexuales, es decir, óvulos y espermatozoides. Este proceso resulta más complicado, y ocurre en dos pasos o divisiones consecutivas. Como resultado, no obtendremos clones, sino células únicas y distintas a las progenitoras.
De forma esquemática, en la meiosis, partiendo de una célula germinal diploide (es decir, que presenta en su núcleo dos juegos de cromosomas homólogos) se obtienen cuatro células hijas haploides (que presentan en su núcleo una serie simple de cromosomas), es decir, cuatro gametos (espermatozoides u óvulos) que serán distintas genéticamente de la célula progenitora.
Así, gracias a este proceso es posible la fecundación, acompañada de variabilidad genética. El objetivo es, en este caso, intercambiar información genética entre los núcleos de dos células sexuales de distintos organismos, aumentando así la diversa genética y mejorando la supervivencia de las especies.
Otra diferencia tiene que ver con la duración de cada proceso: mientras que la mitosis es un proceso de corta duración, la meiosis es un proceso largo. Con todo, ambos son igual de imprescindibles para la supervivencia de las distintas especies. De un lado, permiten el crecimiento y mantenimiento de órganos y tejidos y, de otro, garantizan la continua mejora de la especie a partir de la diversidad y el equilibrio genético.