Por las laderas del volcán de La Palma se ha observado una roca misteriosa claramente diferente a las demás. Entre los piroclastos volcánicos los científicos han recolectado unas bombas blancas que podrían ser más viejas que la propia isla.
El paisaje de La Palma se ha tornado lunar bajo la ceniza que las autoridades recogen con máquinas excavadoras y palas. Las casas, los negocios, las carreteras, iglesias… Todo cuanto antes formaba parte de la vida cotidiana de miles de personas ha quedado completamente tapado por el negro basáltico.
Distinguir las rocas blancas ha resultado fácil dadas las circunstancias. Desde el Instituto de Geociencias de Madrid explican para 'El Día' que estas piedras habrían estado acumulándose bajo la isla desde la edad jurásica, por lo que tendrían entre 2 millones de años – “cuando el magma abrió la corteza terrestre y empezó a formar la isla”, publica el diario citado– y 201,3 millones de años, cuando los dinosaurios dominaban la Tierra.
La lava que escupe el volcán desde hace un mes estaría forzando a emerger a estas rocas ahora, como ocurrió en El Hierro con la erupción del Tagoro en 2011. Entonces se concluyó que eran restingolitas.
Es una teoría preliminar, dado que faltan los análisis de su composición que lo confirmen, pero desde la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria aseguran para 'El Día' que las primeras observaciones descartan otro origen, como una reacción entre el magma y el agua, dado que la roca no está laminada.
Según las declaraciones de expertos, la roca podría haber emergido desde diferentes profundidades. Podría tener origen entre 4 y 6 kilómetros de profundidad y tratarse de traquita, o podría ser mucho más antigua y proceder de los fondos marinos y ser más antigua que la propia isla de La Palma, como se inclinan algunos geólogos.