Eran cientos los melomys que ocupaban a isla de Cayo Bramble. En el año 2014, después de darse cuenta de que no se veía ningún ejemplar desde 2009, el departamento de Medio Ambiente de Queensland se trasladó a la zona para realizar un estudio de rastreo. Para hacerlo, emplearon más de 60 cámaras de visión nocturna y se realizaron búsquedas a plena luz del día durante una semana. Pasado este período, en el que no encontraron ninguna señal de su supervivencia, entendieron que se habían extinguido.
La razón de su completa desaparición se achaca –según el informe del departamento- a los daños colaterales del cambio climático. La subida del nivel del mar –provocada por el deshielo que genera el calentamiento global- ha causado numerosas inundaciones en las zonas bajas de la isla, por lo que los melomys habrían ido muriendo, sucesivamente, por ahogamiento.
El dugongo y la gran tortuga verde de Oceanía, en peligro de extinción
El trágico destino de los melomys también amenaza a otras especies de la barrera de coral australiana, por el propio sufrimiento de ésta. El
aumento de la temperatura de los océanos están dañando los colares y, por lo tanto, el ecosistema de otros animales como el dugongo o la gran tortuga verde de Oceanía.
La única buena noticia medioambiental que tenemos es que el agujero de la capa de ozono se ha reducido notablemente (ha encogido 4 millones de Kilómetros cuadrados). Sin embargo, todavía hay mucho que hacer.