El puente más famoso de San Francisco silba. Como lo oyes. La última incorporación del Golden Gate Bridge, una barandilla en el carril bici, produce un sonido cuando sopla el viento que tiene confundidos a los californianos. Activa el sonido. Así suena ahora el emblema de la ciudad.
Cuando el aire está en calma, todo es como siempre, a excepción de la barandilla metálica que se ha instalado en los laterales. Los diseñadores dicen que contaban con que ‘cantase’. Es un efecto colateral inevitable. Compensa, aseguran, porque hace que el puente sea más aerodinámico y más seguro.
“¿Es misterioso o triste?”, titulan algunos medios locales refiriéndose a la nueva banda sonora del puente. “El Golden Gate es ahora el mayor instrumento de viento del mundo”, bromea el siguiente tuit.
Hace tiempo que dejó de ser el puente más alto o el más largo del mundo –con más de 2.700 metros–, pero esta joya de la ciudad que ha cumplido 87 años sigue presumiendo de ese halo de suspense que le caracteriza.
Cuando hay niebla, aparece y desaparece en el horizonte. Y ahora, con el viento, tiene incluso su propia voz. Guste o no, los arquitectos ya han dicho que no retirarán las barandillas porque son necesarias.