Cuando llega el verano, la marmota que habita en los Pirineos catalanes y franceses sale de su madriguera y llega el momento de enfrentarse a los riesgos del exterior. Lo hacen, eso sí, con la ayuda de una compleja comunicación. Un grupo de investigadoras españolas ha descubierto que existen diferentes dialectos entre sus poblaciones.
La misión durante los meses de menos frío es clara: salir, buscar comida y volver a la madriguera. Pero eso, a veces, implica correr algunos riesgos por el camino. Un estudio reciente, publicado en la revista sobre comportamiento animal ‘Behavioral Ecology and Sociobiology’ y llevado a cabo por científicas del CREAF (Centro de Investigación Ecológica y Aplicaciones Forestales) y la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB), ha detectado el mecanismo de las marmotas de los Pirineos catalanes y franceses (Marmota marmota) para protegerse.
“Las marmotas son capaces de reconocer el grito de las miembros de su población. Incluso, en una grabación, hemos visto que responden más temerosas si no saben quién es la emisora” explica Mariona Ferrandiz, autora del estudio y ecóloga del CREAF y la UAB.
El grupo de investigación ha indagado en los factores que moldean los dialectos. A diferencia de los humanos, los dialectos de las marmotas no tienen que ver con el área donde viven: “Podría tratarse de un aprendizaje de padres y madres a hijos o del entorno social”, opina la doctora Ferrandiz.
Asimismo, saber cómo suenan los de ‘su bando’ y los del ‘bando opuesto’ permite a las marmotas relajarse o ponerse en tensión sólo cuando es necesario. “La respuesta antidepredatoria que aparece una vez escuchan los gritos de alarma de otras marmotas tiene un gasto energético. Por ello, aprender a distinguir los dialectos familiares les permite confiarse y ahorrar energía”, explica la autora principal del estudio.
La investigación, publicada en julio de 2020, fue llevaba a cabo durante cinco años, entre 2011 y 2014. El equipo descubrió cuatro poblaciones de Marmota marmota: dos nativas de los Alpes franceses (Vanoise) y dos reintroducidas en los Pirineos (Cerdanya y Ripollès). Entre las 8 de la mañana y las 6 de la tarde, las marmotas salían a la aventura, y las científicas aprovechaban entonces para analizar su comportamiento y ponerlas a prueba con grabaciones de otras marmotas.
Los resultados de este y otros estudios están ayudando a conocer cada vez más detalles de cómo las marmotas consiguen sobrevivir a las adversidades del entorno, y cómo consiguen establecer ‘su territorio’ ante otras colonias de marmotas ‘enemigas’.