La Luna tiene influencia en aspectos de nuestras vidas que en muchos casos desconocemos. Según a quién preguntes te dirá una cosa por el misticismo que le rodea, pero hay una cosa en la que coinciden los científicos: cuando nuestro satélite pasa por el punto más cercano a la Tierra de su órbita, y cuando entra en fase de luna llena o nueva, nuestros océanos se revuelven. Y si juntas un evento y el otro, ¿qué pasa? El resultado de esta conjunción son las mareas de perigeo que te explicamos a continuación.
Concretamente, la NOAA lo llama marea primaveral perigea, y aclara antes de nada que las mareas a secas son "olas de períodos largos que giran alrededor del planeta a medida que el océano se 'arrastra' hacia adelante y hacia atrás mientras la Luna y el Sol interactúan con la Tierra en sus órbitas mensuales y anuales".
Tanto la Luna como el Sol no siempre están a la misma distancia de nuestro planeta, ya que las respectivas órbitas no son círculos perfectos. Al pasar por una zona de su recorrido se aleja de la Tierra o se acerca a ella. En el caso de la Luna, el apogeo es el punto más distante de su órbita, y el perigeo el más próximo.
Este lunes se prevé que pase por el perigeo, de ahí el nombre de las mareas. Pero además, coincide con la fase de luna llena, es por eso que será una superluna.
Aclarado esto, entramos a explicar qué pasa cuando tenemos esta superluna, llena y en su perigeo.
Cuando la Luna está en su perigeo la fuerza gravitacional es más marcada, lo cual se traduce en un rango de mareas más amplio: las mareas altas son más altas y las bajas son más bajas. Cuando la Luna está en su apogeo ocurre lo contrario: menor rango de mareas.
Cuando la luna está en fase ‘llena’ pasa igual.
Al combinar ambos, el resultado es obvio: las mareas serán más agresivas todavía. Esto no siempre quiere decir que haya riesgo. Sí multiplica el peligro cuando coincide con fuertes vientos en tierra y cambios de presión barométrica.
Esta coincidencia se dio por ejemplo cuando el huracán Dorian devastó Bahamas agravado por las mareas vivas. Otro más reciente fue la borrasca Ciara que afectó a Irlanda y Escocia justo cuando se producía la marejada ciclónica, que se vio avivada hasta el punto de inundar zonas costeras de los litoral occidentales de Reino Unido.