La erupción volcánica de La Palma podría prolongarse "varias semanas, si no unos pocos de meses", según ha explicado el coordinador del Instituto Vulcanológico de Canarias, Nemesio Pérez. La duración de la erupción dependerá, según ha indicado Pérez en una entrevista en la Cadena Ser, de la cantidad de magma que se ha acumulado en el "reservorio" del volcán.
Mientras escuchamos y recogemos las noticias que está generando la erupción de el volcán de Cumbre Vieja en La Palma, vemos que a veces los vulcanólogos utilizan el término magma y u otra veces el término lava. ¿Qué diferencia hay entre ambos términos? Pues, básicamente, en su ubicación.
Cuando los geólogos o los vulcanólogos hablan de magma, se refieren a la roca fundida que está atrapada bajo tierra. Cuando esta roca fundida consigue emerger en la erupción de un volcán y continúa fluyendo como un líquido sobre la superficie, entonces se denomina lava.
Por eso, cuando hablamos de coladas de material incandescente que fluye en las laderas de un volcán, hablamos de coladas de lava volcánica, no de coladas de magma. Y es la lava la que, al enfriarse en superficie, se transforma en rocas volcánicas o ígneas, como los basaltos y las andesitas.
El magma es una mezcla compleja de rocas fundidas, que puede contener diversos minerales, pero también cristales en sus pensión, agua, dióxido de carbono y burbujas de otros tipos de gases. El magma se forma a decenas de kilómetros bajo la superficie de la Tierra, donde la temperatura, pero también la presión, generan las condiciones para fundir esa cantidad de materiales. El magma se suele formar en zona de subducción, áreas de rift continentales, placas oceánicas ol os llamados 'puntos calientes'.
Por su composición mineral, el magma puede clasificarse en dos grandes grupos: máficos y félsicos. Los magmas máficos contienen silicatos ricos en magnesio y hierro, mientras que los félsicos contienen silicatos ricos en sodio y potasio. La temperatura de fusión de estos magmas varía por el grado de sílice que contenghan. Los fundidos ricos en sílice rondan entre los 700 y los 900 °C, mientras que los pobres en sílice se empiezan a formar entre los 1200 y los 1300 °C. Aunque las condiciones de presión que sufren bajo la corteza terrestre también puede variar estos puntos de fusión.