Justo después de que se produzca la rara luna azul de Halloween, el cielo de noviembre nos va a regalar varios eventos astronómicos. Podremos ver dos lluvias de estrellas, las táuridas y las leónidas, una luna llena y un eclipse lunar penumbral.

Noviembre tiene dos cosas buenas para la observación astronómica: las noches son considerablemente largas y no hace tanto frío como en diciembre y enero. Como contrapartida, eso sí, es un mes de inestabilidad meteorológica, por lo que no siempre las nubes nos permiten ver lo que sucede más allá.

Lo primero que encontraremos en el cielo de noviembre será la lluvia de estrellas táuridas, que de hecho se mezcla con las oriónidas desde el 20 de octubre. Aunque seguirán entrando en la atmósfera a medida que la Tierra atraviesa una estela de escombros del cometa 2P/ Encke, su pico de actividad se producirá los días 11 y 12, cuando la luna menguante será casi imperceptible y no estorbará para disfrutar los meteoros.

La siguiente lluvia de estrellas no se hará esperar. Serán las leónidas, cuyo momento de máxima actividad será justo un día después de la luna nueva (el novilunio tendrá lugar el 15 de noviembre).

Podemos esperar ver, la noche del 16 al 17 de noviembre, unos 15 meteoros por hora. Lo que llamamos estrella fugaz serán en realidad fragmentos del cometa 55P/Tempel-Tuttle, que fue descubierto en 1865, y que tiene un periodo orbital de 33,2 años. Como todos los años por estas fechas, la Tierra atraviesa un anillo poblado con estos ‘trozos’ que van quedando atrás al pasar cerca del Sol, explica el Instituto Geográfico Nacional (IGN), que se calcinan rápidamente al entrar en la atmósfera terrestre.

“Durante el comienzo de la noche”, adelanta el Real Observatorio de Madrid, “los planetas Júpiter y Saturno son visibles sobre el horizonte suroeste, donde siguen situados en la constelación de Sagitario. Júpiter se distingue claramente por ser el más brillante de los dos. El día 19, la Luna creciente se situará muy cerca de Saturno”.

A lo largo del lunes 30 de noviembre la luna en fase de llena alcanzará su máxima iluminación, con que será el mejor día para mirar al cielo por la noche y disfrutar.

Su nombre lo debemos a la tradición de nativos americanos y americanos coloniales, que se guiaban por el comportamiento de este animal para bautizar los plenilunios. En este caso, hay dos teorías, según la revista tradicional 'Old Farmer's Almanac': la primera atribuye el calificativo al comienzo de la hibernación, cuando el castor ha recolectado ya suficiente alimento para pasar el invierno, y por tanto marca el inicio del frío de verdad, y la segunda hace referencia a la mejor época para cazar este mamífero, cuyas pieles se vendían fácilmente en el mercado antiguamente.

El eclipse será el mismo día que el plenilunio, por lo que en algunos lugares del mundo no se verá la Luna en su totalidad por unas horas a pesar de estar llena. Tierra, Luna y Sol se alinearán, de manera que nuestro planeta proyectará su sombra sobre parte de la superficie del satélite y lo oscurecerá.

Se verá en Asia, Oceanía y América, según se muestra en la figura, a partir de las 7 horas y 31 minutos de Tiempo Universal (TU). En España, por el contrario, tan solo se dejará ver, de manera parcial, en Canarias.