La noche del lunes alcanza su pico de actividad una de las lluvias de estrellas más famosas del año: las leónidas. Aprovecha para alejarte lo máximo posible de las luces artificiales, relajarte y mirar al cielo. No se esperan ‘estallidos’ de meteoros como sí se han dado otros años, en que miles de destellos atravesaron el firmamento, pero si prestas atención y encuentras la suficiente oscuridad, podrás ver entre 10 y 15 estrellas fugaces por hora.
Las llamamos románticamente ‘lluvias de estrellas’ pero son, en realidad, lluvias de meteoros o destellos resultantes de la desintegración de meteoroides.
El cometa 55P/Tempel-Tuttle, descubierto en 1865, se fragmenta durante su órbita alrededor del Sol, dejando partículas de polvo a su paso conocidas como meteoroides. Todos los años por estas fechas, la Tierra atraviesa un anillo poblado de estas partículas, que entran en la atmósfera y se calcinan sin llegar a tocar el suelo. Lo hacen a unos 100 kilómetros de altura y pueden alcanzar temperaturas superiores a los mil grados Celsius.
Se queman más rápidamente que otros meteoros que se producen a lo largo del año porque golpean la atmósfera a una velocidad relativa más alta. Esto sucede porque las leónidas orbitan el Sol en la dirección opuesta a la Tierra. Estamos hablando de algo más de 70 kilómetros por segundo, casi la velocidad de una bala multiplicada por 15.
El periodo orbital del Tempel-Tuttle es de 33,2 años. La última vez que se dejó ver fue el 4 de marzo de 1997, según la revista especializada ‘Space.com’, por tanto se sabe que la próxima oportunidad será en 2031, cuando podemos esperar ver un gran espectáculo. Aunque hay que recalcar que el acercamiento del cometa no siempre coincide con una intensidad mayor de las leónidas, puesto que las condiciones del cielo juegan un papel fundamental.
De hecho, fue en 1998 y no en 1997 cuando se produjo un avistamiento único de ‘estrellas fugaces’, con unos mil meteoros por hora registrados desde Kuwait. “Un frente frío acababa de pasar, el cielo estaba despejado y la vista era excelente”, recuerda una publicación de la NASA.
La vez anterior que ocurrió algo así fue hace casi 190 años, en 1883, aunque entonces fue mucho más increíble, según los informes. Se cree que pudieron producirse unos 72.000 destellos por hora, en lo que algunas poblaciones creyeron que era el fin del mundo. La grandísima densidad de meteoros dio una oportunidad de oro a los científicos para estudiar el fenómeno. A partir de aquel momento, el nuevo conocimiento hizo que pasaran a considerarse un evento astronómico, y no meteorológico.
El 2020 será un año excelente para la observación de las leónidas puesto que su momento de máxima actividad se producirá un día después de la luna nueva (el novilunio tendrá lugar el 15 de noviembre). El pico está previsto para la noche del lunes 16 al martes 17 de noviembre, según el Instituto Geográfico Nacional (IGN).
Apenas se espera que hay nubes por la influencia de las altas presiones, aunque sí habrá bastante niebla en muchas regiones. Para no perderte detalle, busca un lugar con pocos obstáculos para la vista (como edificios, árboles o montañas), y dirige la mirada hacia las zonas más oscuras, “en la dirección opuesta a la posición de la Luna si la observación se realiza antes de su ocaso”, aconseja el IGN. Aunque las leónidas parecen venir de la constelación de Leo (de ahí su nombre), se pueden ver en cualquier parte del cielo.