Iba a ser el gran lanzamiento de España. El satélite SEOSAT-Ingenio salía desde Kuru, en la Guyana Francesa, la madrugada del martes, a las 02:52 (hora peninsular española). Pero a los 8 minutos del despegue, algo falló. El proyecto espacial más ambicioso llevado a cabo hasta ahora por la industria española, en conjunto con la Agencia Espacial Europea (ESA, por sus siglas en inglés), se da por perdido.
El cohete Vega que transportaba el satélite Ingenio, junto al satélite francés Taranis, se desvió de su trayectoria “tras el primer encendido del motor de la etapa superior del Avum”, ha comunicado la ESA, “que conllevaba la pérdida de la misión”.
Era la gran apuesta de la industria aeroespacial española. Iba además a completar el Programa Nacional de Observación de la Tierra por Satélite (PNOTS), junto al también español "Paz", en órbita desde 2018, y a escudriñar la Tierra desde el espacio durante los próximos siete años, aunque llevaba combustible para haber aguantado diez, informa EFE.
Provisto de una sofisticada cámara óptica, el satélite tendría capacidad de apuntar hacia diferentes lados y de acceder a cualquier lugar de la Tierra en solo tres días, y complementar así la tecnología radar del "Paz". Capaz de tomar unas 600 imágenes diarias y de dar casi 15 vueltas diarias a la Tierra.
Cien por cien español, la misión estaba financiada por el Centro Español para el Desarrollo Tecnológico Industrial (CDTI) del Ministerio de Ciencia e Innovación, pero se enmarcaba a su vez en una sofisticada arquitectura europea de observación de la Tierra.
Con un coste que ronda los 200 millones de euros -incluido el lanzamiento- el diseño y construcción del "Ingenio" y de todos los instrumentos de los que estaba dotado ha implicado durante años a las principales empresas del sector aeroespacial español.
El contratista principal era Airbus Defence & Space España, pero en el consorcio se habían implicado las compañías más importantes del sector aeroespacial español: CRISA, Deimos Space, GMV, GTD, HV Sistemas, Iberespacio, INDRA, SENER o Thales Alenia Space.
Pero implicaba además a numerosos organismos públicos, y entre ellos al Instituto Nacional de Técnica Espacial (INTA) dependiente del Ministerio de Defensa y que se iba a encargar desde sus instalaciones en Torrejón de Ardoz (Madrid) del control de la misión, de las comunicaciones y del procesamiento de datos.
Desde allí tenía que proporcionar imágenes con un extraordinario nivel de detalle, de las que podrían disponer numerosas empresas y organismos nacionales e internacionales, útiles para monitorizar en tiempo real desastres naturales como inundaciones, terremotos o incendios cuando están ocurriendo, o para combatir desafíos globales como el cambio climático.
Una misión, ahora frustrada, capaz de escudriñar la cubierta terrestre y de reportar valiosa información para muchas disciplinas, como la cartografía, la vigilancia del uso del suelo, el desarrollo urbano o la gestión agua, la gestión de las emergencia o la seguridad.
La ESA ha informado de que se ofrecerá una rueda de prensa explicando los detalles, que se están investigando, a las 14:00 (hora peninsular) del martes.