Entre Ruanda y la República Democrática del Congo se encuentra uno de los grandes lagos del Rift de África, el Kivu, de aguas azules y rodeado por el verde de la naturaleza que lo envuelve. Pero esconde un peligroso secreto. ¿Qué hay en el “lago asesino” del corazón de África?
El 22 de mayo, uno de los volcanes más activos de África, el Monte Nyiragongo, comenzó a arrojar lava hacia la concurrida ciudad de Goma en la República Democrática del Congo (RDC). La erupción destruyó varias aldeas, mató a decenas de personas y obligó a unas 450.000 personas a huir de sus hogares, según la revista científica ‘Nature’.
Desde entonces, el volcán se ha calmado y la crisis humanitaria inmediata se ha aliviado. Pero los funcionarios del gobierno y los científicos tienen otra preocupación en mente: algo potencialmente más peligroso que el Monte Nyiragongo.
El pintoresco lago contiene 300 kilómetros cúbicos de dióxido de carbono disuelto y 60 kilómetros cúbicos de metano mezclado con sulfuro de hidrógeno tóxico, y tiene el potencial de liberar de forma explosiva estos gases en un raro fenómeno conocido como erupción límnica.
¿Qué ocurriría de producirse una erupción? Eso podría enviar un gran pulso de gases que atrapan el calor a la atmósfera: el lago contiene el equivalente a 2,6 gigatoneladas de CO2, que equivale a alrededor del 5% de las emisiones mundiales anuales de gases de efecto invernadero. Peor aún, tal desastre podría llenar el valle circundante con gas tóxico y sofocante, lo que podría matar a millones de personas, publica ‘Nature’.
“Podría crear uno de los peores, si no el peor, desastres humanitarios naturales de la historia”, dice Philip Morkel, ingeniero y fundador de Hydragas Energy, con sede en North Vancouver, Canadá, que está tratando de obtener fondos para un proyecto para extraer y utilizar el gas del lago.
Solo existen dos lagos de este tipo en el mundo además Kivu, los lagos Nyos y Monoun en el noroeste de Camerún. Ambos experimentaron erupciones límnicas en la década de 1980, y el desastre más grande en Nyos asfixió a más de 1.700 personas en una liberación tóxica de dióxido de carbono, según un artículo de Science Alert.
Fue un hecho catastrófico, pero nada comparado con lo que produciría una expulsión de gases en el lago Kivu, dado que la erupción de Nyos ocurrió en un área rural. Si pasase algo similar en Kivu, 2 millones de personas estarían en riesgo de asfixia.
Las historias de bañistas que desaparecen misteriosamente y otras leyendas corren de boca en boca en los países que rodean estos lagos. No obstante, desde el punto de vista científico también resultan muy interesantes.
Una empresa llamada KivuWatt aprovecha los gases del lago para generar electricidad. Los operarios se desplazan rápidamente a una plataforma única y bombean agua saturada con dióxido de carbono y metano desde unos 350 metros de profundidad hacia la superficie. Después, el gas se transforma en electricidad en una instalación de Ruanda.