Cambio climático: la mano derecha de Al Gore en España nos comenta su esperado documental
Este es un documental inspirador con muchos mensajes pero, ¿cuáles son los más importantes?
Hay dos ideas: una, que hemos pasado de las proyecciones a la realidad. Lo que antes eran cosas que decían los científicos ahora son catástrofes que están ocurriendo. La otra, es un mensaje de esperanza: estamos en una muy mala situación en la que queda poco tiempo pero, todavía, hay margen de reacción. Si avanzamos hacia una economía sostenible y reducimos el uso de combustibles fósiles por las renovables, todavía se puede hacer algo.
En la película se habla de Georgetown como paradigma de ciudad sostenible en EE.UU. ¿Hay ejemplos en España?
Personalmente conozco dos: Rivas Ecópolis, en Rivas-Vaciamadrid (Madrid) y Vitoria. Uno gobernado por el PP y, el otro por Izquierda Unida. El primero, sin ser la panacea, tiene compromiso de llegar a 2030 con emisiones 0, al igual que en Georgetown. Obviamente, allí no tuvieron la crisis que tuvimos aquí, pero el Ayuntamiento sigue apoyando a los ciudadanos que deciden poner energías renovables en sus casas, así como el impulso a la movilidad, zonas verdes. En Vitoria, por ejemplo, se ha tratado de mejorar la calidad de vida en un entorno lo más sostenible posible. Todo esto demuestra que la sostenibilidad no es de ningún partido político.
Aparte de esos casos, ¿qué tal vamos en España en general en cuanto a medidas contra el cambio climático?
La progresión de otros países ha sido más lineal, pero en España hemos tenido vaivenes. Nosotros a finales de 1990 y principios de los 2000 avanzamos mucho en cuanto a temas de sostenibilidad, llegando incluso a ser el segundo productor de energía eólica del mundo, así como otras iniciativas que promovían la eficiencia energética. Desgraciadamente, la politización del cambio climático, unido a una crisis brutal, hizo que se priorizasen otras cuestiones. Ahora, somos unos más del pelotón.
¿Por qué no hay suficiente concienciación?
Porque la concienciación depende de los golpes climáticos que haya sufrido cada país. En Filipinas, donde han sucedido los tifones más destructivos del Pacífico, están mucho más mentalizados que en España. Aquí, no solo la crisis ha tenido que ver, sino que además la cuestión climática se ha politizado.
De hecho, ya tenemos más 'verano' que antes: ¿por qué no reaccionamos?
Porque, quizá, los primeros efectos del cambio climático no tienen que estar necesariamente mal vistos. España es un país que vive fundamentalmente del turismo, por lo que el hecho de que haya un mes más de verano puede ser incluso bueno para esta industria. El problema es que este alargamiento será cada vez mayor y, los veranos, más calurosos.
¿A qué otros riesgos climáticos se expone España?
En primer lugar, a que dentro de 30 años tengamos terrenos completamente desertificados y se produzcan más sequías e infecciones típicas de climas tropicales. En segundo, que los episodios de calor duren más.
¿Están los jóvenes de hoy más concienciados que sus padres?
Si hablamos de 'millenials', hay de todo. Lo que sí hay es una esperanza en un concepto de sociedad no basada en el consumo, sino en el uso racional. Podría decirse que los jóvenes, al menos, no son peores que sus padres. Eso es algo.
Con tanta información como hasta ahora, ¿cuál debería ser la labor del hombre del tiempo?
Tienen todos los meteorólogos y hombres del tiempo la responsabilidad de contar y de comunicar lo que está ocurriendo, dado que ellos son única figura que las personas admiten que le prediga el futuro y creérselo.
Yo, como ciudadana, ¿qué puedo hacer contra el cambio climático?
Lo primero es que asumas que el cambio climático no es una cuestión que depende solo de las grandes multinacionales, sino que todas y cada una de las personas del mundo tienen una parte de responsabilidad. A partir de ahí, es importante analizar nuestro consumo energético (de dónde viene la energía de nuestras casas, si hacemos un uso responsable) y nuestra movilidad, así como cambiar nuestro concepto de adquirir bienes: utilizar en vez de consumir, es decir, intentar cambiar la batería del móvil en vez de comprar uno nuevo, beber agua del grifo en vez de comprar botellas de plástico, etc. Al final, la riqueza no te la da el consumo, sino la utilización. Por ejemplo, el disfrute no es comprar un Ferrari, sino conducirlo. Además, si basamos nuestra felicidad en el consumo, no hay para todos.
La Fundación Al Gore está detrás de este documental, ¿cuál es vuestra labor aquí en España?
Se trata de una organización que da conferencias y charlas explicando de manera sencilla pero con base científica qué está ocurriendo y qué se puede hacer para revertir la situación. Es el reto al que nos enfrentamos, y a día de hoy más de 50.000 personas han participado en ellas, que son gratuitas.