Mar de tortugas: un dron capta miles nadando en las playas de Australia
Esta colonia, en el Mar de Coral, es la más numerosa que queda actualmente en el mundo
Cada año acuden a las playas de la Isla de Raine, al noreste de Australia, a poner a incubar los huevos
La temporada de anidación de las tortugas ya está aquí y cerca de la Gran Barrera de Coral de Australia el espectáculo es de los más bellos del año. Colonias de miles de ejemplares llenan la superficie del mar al lado de las playas del noreste del país, donde acuden en masa a poner sus huevos y comenzar la incubación. Así lo ha captado un dron desde el aire.
La mayor colonia del mundo
Fueron grabadas cuando se dirigían a la Isla de Raine, a unos 620 kilómetros al noroeste de Cairns, en el noreste de Australia, que da al Mar del Coral. Es el mayor paraíso que queda en el mundo para las tortugas marinas verdes.
Durante su migración para colocar los huevos en la arena salen habitualmente a la superficie a coger aire, por eso son tan visibles desde el dron.
Una especie que desaparece
Parece mentira al ver estas imágenes, pero la especie se encuentra en peligro de extinción desde hace años. El clima cambia y las inundaciones costeras a menudo encharcan sus nidos, o bien caen a acantilados donde quedan atrapadas. Otra problemática es la recolección de sus huevos por parte de personas que hacen negocio de ellos.
Es por eso que los esfuerzos por monitorear al animal son cada vez mayores, y a eso debemos en parte estas imágenes tan bonitas. Se calcula que había unas 60.000 en el momento que fue captado el vídeo. El conteo así, desde el aire, facilita la vida a los investigadores que hacen el seguimiento de las colonias.
Antes, utilizaban una pintura no tóxica para diferenciarlas y desde un bote iban observándolas. Nada ver con el mundo actual de las tecnologías. La cifra es más exacta ahora, apenas hay margen de error. Aunque el proyecto para fomentar el uso de drones con el objetivo de conservar la especie en la Isla de Raine ha sido costoso. El diario australiano ‘The Sydney Morning Herald’ lo cuantifica en unos 8 millones de dólares.