Por loco que pueda sonar, la salvación para los pingüinos de la Antártida, cuyas poblaciones se han visto muy mermadas en las últimas décadas, podrían ser unos iglús artificiales. El arquitecto iraní Sajjad Navidi ha presentado su proyecto a un concurso de la Fondation Jacques Rougerie, y cada vez tiene más popularidad. Además, la estructura que ha diseñado ayudaría a frenar el deshielo mediante un proceso de autoenfriamiento.
Los pingüinos cada vez lo tienen más difícil para mantenerse. Las parejas reproductoras de especies como el barbijo se han reproducido a la mitad desde en medio siglo, y los polluelos de los ‘emperadores’ son incapaces de proliferar en un hielo demasiado inestable.
“¿Solución?”, pensó este arquitecto, un ‘Sistema de Protección de Pingüinos’, como lo ha llamado, que les proporcione refugio en su hábitat.
El iglú se divide en dos partes, una superficie, que los pingüinos usarán como plataforma estable para poner sus huevos y tener un espacio estable, y una parte subterránea. Esta mitad sumergida está inspirada en las esponjas marinas. La estructura genera energía a partir de un péndulo que se mueve con la corriente del océano, y utiliza esa energía para producir calor en la parte superficial, y frío en la que queda bajo el agua.
El proyecto de Navidi ha quedado entre los 10 primeros en la categoría "Innovación para el mar" en los premios del 2020.