Que la IA generativa afectará de lleno a las profesiones creativas y relacionadas con el conocimiento no es una novedad. Pero ahora el debate se centra en si su uso puede reducir nuestras habilidades cognitivas o no. Quienes piensan que es así buscan alejarlas de la enseñanza superior, mientras que los que abogan por su uso creen que van a obligar a subir el nivel de las universidades.

Entre las habilidades cognitivas, una de las más relevantes es el pensamiento crítico, ya que nos permite analizar, comprender y evaluar lo que hacemos. Un estudio reciente de Microsoft Research y la Universidad Carnegie Mellon, basado en una encuesta realizada a 319 profesionales del conocimiento, ha concluido que aquellos que confían más en la IA generativa para realizar una tarea le dedican menos habilidades relacionadas con el pensamiento crítico.

Además, aquellas personas que muestran confianza en sí mismas suelen dedicarle mayor pensamiento crítico a la hora de evaluar los resultados de la IA. Los investigadores también identificaron que estas herramientas generativas desplazan el enfoque de los trabajadores hacia la verificación de la información y a cómo integrar de manera efectiva las respuestas en el trabajo, dejando así de hacerse cargo por completo de todo el proceso.

En el lado opuesto, están quienes defienden que si el estándar lo marca la IA, lo que debemos hacer es subir el nivel. “El proceso es parecido a lo que pasó con los contables: yo cuando era pequeño lo que hacían eran sumar muy rápido cantidades enormes sin equivocarse; hasta que llegaron los primeros programas de contabilidad”, explica Esteve Almirall, profesor de ESADE y experto en IA. Lo que ocurrió después ya es historia: “Las hojas de cálculo les permitieron pasar a hacer estados financieros sofisticados”.

Siguiendo la metáfora, el profesor defiende que “tenemos que empujar a las universidades a hacer lo mismo: si nuestro estándar es sumar, vamos mal”.

Él lo vive en la actualidad con sus alumnos de economía, que ya usan ChatGPT para resolver los casos que discuten en clase: “Los suben a la IA, que les da la solución estándar del caso –que no es mala– y toda la clase tiene la misma opinión sobre él”, explica Almirall. Simplemente, se van a dejar de hacer cosas como un “business plan”, que el chatbot ya resuelve en menos de un minuto: “Es como pedirle una multiplicación a alguien que tiene una calculadora”. Y concluye con otro argumento de peso: “Seguro que algunas universidades subirán el nivel y seguro que otras mantendrán el mismo: ¿A quiénes cogerán las empresas?”.

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