Lo más visible de su trabajo son las clases, pero los profesores también dedican muchas horas a la semana a tareas administrativas. Estos ‘deberes’ son igual de importantes y forman parte de su trabajo, ya que son fundamentales de cara, por ejemplo, a una eventual inspección educativa.
“Casi una tercera parte de la jornada laboral de un profesor se va en tareas administrativas, y donde a priori brilla más un docente es en el aula”, explica Ignasi Aso, impulsor de la ‘edtech’ Ignite. De ahí surge la idea de crear una herramienta de IA para facilitar estas labores. Una especie de ChatGPT especializado que contiene los pormenores de los currículos educativos de las comunidades autónomas y gran parte de Latinoamérica.
El profesor tiene una interfaz y puede seleccionar su área de conocimiento, materia, tipo de actividad y las características de los alumnos. La plataforma sugiere de forma automática una propuesta, que luego el profesor puede modificar. Además, existe un chatbot de IA al que se le pueden hacer preguntas.
Por último, se puede descargar en Word o PDF para justificar en caso de inspección. Y todo ello sucede en un espacio privado que pueden consultar únicamente los profesores de la misma escuela o instituto.
El fundador comenta, eso sí, que todavía no pueden “asegurar al 100% la calidad de lo que se genera”, y que recomiendan que todo lo revise el docente. Aunque bien es cierto que “cada vez alucina menos”, concluye Aso.
Aunque pueda parecer que los profesores repiten la misma lección todos los años, no es para nada así. “Aunque el docente cubra una misma área de aprendizaje, el grupo de niños y niñas es diferente cada año, por lo que hay que personalizarlo a sus necesidades”, explica Aso. Entonces, para un mismo grupo, pueden ser necesarios “diferentes itinerarios de aprendizaje”.
Entre sus tareas, “hay una parte documental y de evaluación muy dura, como la programación, la justificación de las sesiones o creación de situaciones de aprendizaje”, explica Aso.
Uno de los objetivos era que el software pudiera ser utilizado en todas las comunidades autónomas, lo que implica tener en cuenta diferentes realidades: “Nos ha costado –con todo el respeto– lo mismo Murcia que todo México, o Cantabria que Colombia”, explica Aso. De hecho, para mantener la herramienta actualizada, tienen previsto incorporar a una persona para estar atenta a los cambios legislativos.
En esta plataforma han colaborado 24 estudiantes y profesionales universitarios de ámbitos que parecen tan dispares como la pedagogía, la ingeniería, la ciencia o la educación. Y el proyecto se ha fraguado con aportaciones de distinto tipo: desde proyectos finales de carrera, prácticas curriculares…
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