La Eurocopa 2024, que se celebra en Alemania hasta el 14 de julio, es la primera competición de la UEFA que incorpora un nuevo balón de juego con sensores. Hasta el momento, las decisiones arbitrales dependían únicamente del conjunto de cámaras instaladas sobre el terreno de juego para seguir a los jugadores. Ahora, el arbitraje por vídeo añade también sensores al balón, que se conecta por primera vez al VAR para informar sobre la posición, los toques y el movimiento.
Esta innovación también se ha integrado en la tecnología del fuera de juego semiautomático que, mediante diez cámaras, controla la posición de todos los jugadores y crea un mapa virtual en tiempo real.
Ahora, con el nuevo balón conectado, este sistema permite supervisar el desarrollo del partido con una mayor precisión y ya ha sido decisivo en algunas jugadas que pueden cambiar el desarrollo de la competición. Por ejemplo, en el partido de Bélgica contra Eslovaquia del pasado 17 de junio, el colegiado anuló el gol de los belgas tras comprobar que un jugador había tocado el balón con la mano. En el directo se pudo ver el gráfico que mostraba el ‘toque’ detectado por el sensor situado en el interior del balón.
El uso del sistema de videoarbitraje se ciñe únicamente a las situaciones previstas por la UEFA. Es decir, se usa para determinar los goles, los incidentes que puedan ocurrir en el área de penalti, las tarjetas rojas y la confusión de identidad. Según informa la organización, estas situaciones tienen potencial para cambiar el desenlace del partido e influir en el resultado final y por eso requieren de este sistema adicional para reducir al mínimo los fallos humanos.
El VAR está supervisado por dos árbitros asistentes y tres operadores de vídeo. Estos profesionales son los encargados de revisar todas las situaciones que puedan llevar a error y ayudar al árbitro a tomar la decisión definitiva. Siempre es el colegiado el que, tras ser informado o visionar el vídeo del VAR, toma la decisión definitiva. Pero esta tecnología permite ampliar la información de la que dispone para reducir considerablemente los posibles fallos.
El sistema de balón conectado se une a la ya existente tecnología de línea de gol, que lleva usándose desde 2016 para rastrear el balón cuando se encuentra en el área de la portería.
Esta especie de ojo de halcón permite crear un modelo 3D de la pelota y calcular su trayectoria para definir si realmente ha cruzado la línea de gol. En menos de un segundo, envía una señal al reloj del colegiado para avisarle del tanto y despejar cualquier duda.
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