Regular la revolucionaria inteligencia artificial generativa es uno de los grandes objetivos mundiales. Esta semana, 28 países, entre ellos, EEUU y China, han firmado un acuerdo para evitar sus riesgos potenciales, tal y como demanda el G7. Joe Biden también ha aprobado una ley para controlar su desarrollo y aplicación.
La IA también ha puesto en guardia a los guionistas y actores de Hollywood, que exigen acotar su uso. Denuncian que pone en riesgo la propiedad intelectual de cualquier creación humana. Cuestiones por las que hemos preguntado a los sectores afectados.
De hacer el bien, como salvar una mala grabación de John Lennon: “Todo esto me parece interesante porque deja espacio para lo que es la creatividad”, expresa David Baldo, músico y productor. A hacer el mal con voces clonadas sin permiso de grandes artistas. “Da miedo”, expresa también Baldo.
Hay un paso con la inteligencia artificial generativa. “Tenemos claramente dos conflictos, uno de propiedad intelectual por la interpretación y luego por la propia imagen, porque la gente no sabe que dentro del derecho a la propia imagen, está también la voz o el nombre”, señala Borja Adsuara, profesor de Derecho Digital en la Universidad Villanueva, Madrid.
“Se están abasteciendo de todas nuestras obras, obras de las que nadie nos ha pedido permiso de si pueden estar ahí”, denuncia Ángeles González-Sinde, consejera de DAMA (Derechos de Autor de Medios Audiovisuales).
A la espera de un marco regulatorio a nivel europeo sobre los derechos de autor ante esta tecnología que crea como nosotros, y en el que, dice Adsuara, “la IA nunca sería la autora”, las exigencias de los sectores afectados convergen en una IA más transparente.
“Si se abren las bases de datos de los modelos de IA generativa, se va a tener información sobre qué obra se ha incluido ahí”, apunta Jorge Corrales, director general de CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos).
Además, abogan para que reconozca y pague por sus fuentes humanas, pero sin olvidar la concienciación social sobre su uso. “Nos hace volver a la esencia y al fundamento de la propiedad intelectual, que es que nadie crea a partir de nada”, asegura Adsuara.
Demandas por las que preguntamos también a Chat GPT y que nos reconoce lo que la IA debería hacer y de momento no cumple ante el vacío legal.