No hay ejército más fuerte que uno de hormigas. Son de los insectos más capaces y fascinantes del mundo y, para nuestra suerte, se encuentran en prácticamente cualquier parte. Un investigador recién fallecido, el doctor Christian Peeters, tuvo la inquietud de averiguar más sobre ellas, así que se sentó a observarlas. Su estudio ha conseguido demostrar cómo se han visto beneficiadas algunas hormigas al perder las alas.
Si alguna vez te has parado a observarlas en un parque, te habrás dado cuenta de que son asombrosamente organizadas y que recolectan objetos como hojas o insectos aparentemente más pesados que ellas. Generalmente, las investigaciones se centran en el comportamiento de la colonia como conjunto, pero igualmente interesante ha sido descubrir más sobre la hormiga como individuo.
En el estudio dirigido por el doctor Peeters ha participado también investigadores de la Universidad de Graduados del Instituto de Ciencia y Tecnología de Okinawa (OIST) y la Universidad de la Sorbona en París. Juntos, han analizado imágenes de rayos X y modelos 3D del tórax de las hormigas que ellos mismo han creado. Sus resultados se publican la revista ‘Frontiers in Zoology’.
“Las hormigas obreras evolucionaron a partir de insectos voladores”, decía el profesor Evan Economo, quien dirige la Unidad de Biodiversidad y Biocomplejidad de la OIST. “Siempre hemos asumido que perder el vuelo ayudó a optimizar sus cuerpos para trabajar en tierra, pero tenemos mucho que aprender sobre cómo se logra esto”.
Volar puede parecer a primera vista una capacidad que ofrece multitud de posibilidades, pero lo cierto es que modifica la estructura del cuerpo de una manera que, quizá, a las hormigas no les venga tan bien. Las alas ocupan la mayor parte del tórax en las hormigas voladoras, que son las reinas sin fertilizar y los machos, mientas que las obreras y las hormigas ‘soldado’ carecen de ellas.
El equipo de científicos partía de la observación de que, en las hormigas sin alas, el tórax es más abierto, y por tanto los músculos restantes se han expandido y reorganizado en comparación con las aladas.
“Con la tecnología disponible en OIST, los investigadores pudieron obtener una imagen muy detallada de lo que sucedía dentro del tórax”, cuenta una nota de prensa de la propia universidad. “El objetivo era analizar las características generales comunes a todas las hormigas, en lugar de centrarse en la especialización de determinadas especies. Para hacer esto, los investigadores hicieron un análisis detallado de dos especies de hormigas relacionadas lejanamente, incluidas las obreras sin alas y las reinas voladoras, y confirmaron sus hallazgos en una muestra más amplia de especies”, detalla.
Después de modelar sus cuerpos en 3D, compararon estas dos especies con otras hormigas e incluso otros insectos sin alas. “Dentro del tórax de la hormiga obrera, todo está integrado maravillosamente en un espacio diminuto”, observó el difunto doctor Peeters. “Los tres grupos de músculos se han expandido en volumen, dando a las hormigas trabajadoras más fuerza y poder. También ha habido un cambio en la geometría de los músculos del cuello, que sostienen y mueven la cabeza. Y la unión interna de los músculos se ha modificado", decía el entomólogo.
Pero esto no vale para todas las especies. El equipo de Peeters se dio cuenta de que las avispas sin alas que habían perdido la capacidad de volar eran más solitarias y se esforzaban menos por conseguir alimento.
El siguiente paso que quieren dar los investigadores para conocer mejor el curioso mundo de las hormigas es analizar, con los mismos mecanismos, otras partes de su cuerpo, como la mandíbula y las patas.