Hidrógeno verde: el combustible ecológico del futuro que acabará con el carbón
El hidrógeno se genera a partir de agua mediante un proceso llamado electrolisis, que rompe la molécula
Para generarlo de manera 'verde', se utiliza una fuente de energía renovable como la fotovoltaica
Hyundai y Toyota están apostando en sus nuevos modelos (Nexo y Mirai) por el hidrógeno como combustible
En medio de una pandemia mundial la emergencia climática no se ha detenido. Los niveles atmosféricos de CO2 alcanzaron un nuevo récord en junio de 2020 y los esfuerzos para frenar las emisiones parecen insuficientes, pero el avance hacia la descarbonización ha avanzado a pasos agigantados últimamente. Cada vez escuchamos hablar más del hidrógeno como el combustible del futuro, una alternativa ecológica que acabaría con el carbón e impulsaría una economía verde. Pero ¿qué es exactamente y qué podemos esperar de él?
A la espera de un Green Deal que este miércoles 8 de julio asentará algunas de sus bases con la estrategia de hidrógeno que presentará la Comisión Europea, nos preguntamos por qué este gas se plantea como una solución mejor que las que conocemos. Hyundai y Toyota ya están apostando por este combustible ‘verde’ en sus nuevos modelos, y en Alemania basta abrir una aplicación para dar con la hidrogenera (estación de repostaje) más cercana. Este año llegarán al centenar.
MÁS
¿Cómo se obtiene el hidrógeno?
El hidrógeno no es una fuente de energía como tal, es un gas que se tiene que producir. Actualmente su uso principal no es como ‘energía limpia’, sino como materia prima en la industria química. De hecho, en torno a un 96% que se fabrica a nivel mundial se obtiene por reformado de metano, un proceso contaminante y más económico que produce CO2.
En cambio, decimos que es ‘verde’ cuando el hidrógeno se produce sin contaminar. Para ello es necesario que la energía utilizada para su fabricación proceda de renovables.
Una de las piedras en el camino a la descarbonización es que no podemos nutrirnos de energía fotovoltaica todo el día porque no todo el día hay luz solar. Lo mismo ocurre con el viento. Las pilas de hidrógeno, en cambio, permiten ‘guardar’ ese excedente, con dos ventajas fundamentales: lo almacena en cantidades muy grandes y en periodos de tiempo muy largos.
El proceso de obtención es lo que llamamos electrolisis: se divide una molécula de agua mediante una fuente de energía procedente de renovables, obteniendo los elementos oxígeno e hidrógeno.
Algunas empresas dan salida también a ese oxígeno. Fuentes de Ariema, una de las empresas de referencia en tecnologías de hidrógeno y pilas de combustible de España, nos explican la utilidad del oxígeno en el proyecto llamado Aquasef que coordinan. Este se centra en mejorar la sostenibilidad energética y medioambiental de la producción acuícola de peces y moluscos por un lado, usando el H2 para el abastecimiento de los tanques de cultivo –bombeo, iluminación…– y, por otro, aprovechando el O para oxigenar el agua.
Utilidades del hidrógeno
El hidrógeno ayudó a llevar a la Luna a Neil Armstrong hace medio siglo, y como decimos, es un bien muy preciado hoy en día en la industria química, pero estas no son sus únicas utilidades. En los últimos años se presenta como el combustible de la nueva generación de vehículos. En 2019 se matricularon los dos primeros Hyundai Nexo en España y un Toyota Mirai (sus modelos con pilas de hidrógeno), mientras que a nivel global se han superado los 7.500 matriculados si sumamos ambos.
Lo que les da ventaja frente a los eléctricos que conocemos es que tienen mucha más autonomía (unos 650 kilómetros el Mirai) y que tardan en repostar prácticamente lo mismo que un gasolina. El motivo por el que en España no termina de aterrizar, al menos hasta el momento, es que escasean las hidrogeneras. Hay tres activas, según el Centro Nacional del Hidrógeno, en Huesca, Albacete y Ciudad Real, y otras cuatro en marcha o inactivas, entre ellas una en Madrid gracias al acuerdo firmado entre Toyota España, Enagás y Urbaser. Lo curioso es que entre 2016 y 2018 fueron seis las estaciones activas, es decir: hemos caminado hacia atrás. En otros países, como Alemania, a la cabeza en Europa, y Corea o Japón, el hidrógeno triunfa.
Aparte de los turismos, un uso que se está planteando para las pilas de hidrógeno es como almacenamiento durante los picos de producción de energías renovables. Cuando la demanda no alcanza a la electricidad generada (es decir, cuando hay más oferta que demanda de renovables), lo que se hace es cortar la producción. Esto supone una pérdida millonaria porque la echa a perder. En cambio, el hidrógeno ofrece la posibilidad de reservar esa energía y reinyectarla a la red eléctrica.
Por último, y aunque aún queda mucho por investigar en esta aplicación, ya se empieza a hablar de los aviones, barcos y submarinos de hidrógeno. Hace poco la firma japonesa Yanmar presentó sin dar demasiados detalles el proyecto de la embarcación de pasajeros que tiene previsto probar a finales de este año. Hasta donde sabemos, no será muy grande y utilizará, dato curioso, unos tanques de hidrógeno idénticos a los del Toyota Mirai.