Se dice que 'cuando el grajo vuela bajo hace un frío del carajo', pero esta no es la única ave que tiene un significado meteo. Cada año por esta época las grullas parten desde el norte de Europa rumbo a nuestro país y regalan un espectáculo único que los aficionados a la fotografía no se pierden desde la Laguna de Gallocanta, el escenario preferido. Cuando la época de más frío llegue a su fin, las grullas marcharán de vuelta a Escandinavia, donde se la conoce al contrario como el pájaro de la luz porque su regreso simboliza que la estación más oscura del año se ha terminado.
Vuelan en grupo al tiempo que producen un escándalo de graznidos. Lo más habitual es verlas llegar cuando el frío empieza a ser evidente, sobrevolando el cielo dibujando una 'V'. Generalmente, su llegada se produce un día de otoño, coincidiendo con la luz rojiza del atardecer, y su migración advierte en España de que el invierno está al caer.
El refranero español en torno a este animal es inmenso: "Grullas volando, calladas o cantando, señal de que el tiempo se está arrullando". Desde luego toda coincidencia no es casualidad.
Desde que arrancó noviembre, las temperaturas han iniciado una tendencia cuesta abajo y las heladas se han expandido en nuestro país, sobre todo en el norte. Tal es la estampa invernal adelantada que las estaciones de esquí ya se preparan para su pronta apertura y los telesillas estarán a tope este fin de semana en Pirineos. De hecho, la estación de Masella (en Girona) inauguró 17 de sus setenta y pico kilómetros esquiables la semana pasada con hasta 50 centímetros de espesor de nieve.