Una grabación de una orca del acuario de MarineLand, en la zona de las Cataratas del Niágara, en Ontario, Canadá, está dando la vuelta al mundo. En ella se ve a Kiska, una hembra que perdió a sus crías y es el último ejemplar de su especie que queda en el parque, golpear su cabeza contra el cristal una y otra vez. Los voluntarios de The Whale Sanctuary Project (un santuario para la conservación y el bienestar animal) la llaman “la ballena más solitaria del mundo”.
"Una vez Kiska vivió feliz con su familia en el océano islandés", dice la página web del santuario. Pero fue antes de que MarineLand cerrase un trato para acogerla en sus instalaciones.
Después de ser trasladada al acuario de Ontario, la orca perdió a sus crías y quedó totalmente sola en un tanque en el que los visitantes pueden verla de cerca. Así lleva desde 2011.
“Es la única orca cautiva en América del Norte mantenida en aislamiento social de cualquier otro mamífero marino”, aseguran. A sus casi 40 años, Kiska muestra deterioro físico y mental.
En las redes sociales, miembros de The Whale Sanctuary Project han compartido vídeos que demuestran la desesperación del animal, que se golpea contra el cristal del acuario y chapotea sin parar. Lo han hecho en diferentes ocasiones, y aseguran que lo hace cada día, como en estas grabaciones que publica Phil Demers.
“Es un comportamiento peligroso y autodestructivo”, dice el activista, que acompaña sus vídeos con al hashtag #FreeKiska. “Está angustiada”, afirma tajante.
En Change.org, más de 100.000 personas han firmado ya para exigir que se libere a la orca.