El paso del tiempo no es el único causante de añadir arrugas a nuestro rostro, el humo del tabaco también es el causante de aumentar las rugosidades en la cara y envejecimiento facial.
Los investigadores científicos de la Universidad de Bristol, en Reino Unido, han publicado recientemente en la revista ‘Plos Genetics’ un estudio donde pretendían probar un nuevo enfoque que pueda ser usado para analizar sistemáticamente los efectos causales a través de miles de resultados, combinando dos métodos: la aleatorización mendeliana y las pruebas de interacción genético-medioambiental.
En sus resultados incluyeron varios efectos conocidos de fumar en exceso, por ejemplo, en la función pulmonar. Así, este tipo de investigación podría utilizarse para buscar los efectos de otras exposiciones, como la ingesta de alcohol.
La aleatorización mendeliana es una técnica que utiliza la variación genética en el ADN de una persona para ayudar a comprender las relaciones causales entre los factores de riesgo y los resultados de salud, es decir, si el grado en que una persona fuma afecta causalmente a los resultados de salud.
Sin embargo, está sesgada si la variante genética también afecta el resultado a través de otras vías. Por eso, el equipo de investigación utilizó información adicional (que el efecto del tabaquismo intenso solo ocurre en personas que realmente fuman) para superar este problema. Al probar las asociaciones en no fumadores y fumadores por separado, pudieron evaluar si la variante genética afecta un resultado a través del tabaquismo u otra vía.
"Propusimos un enfoque novedoso que podría utilizarse para buscar los efectos causales de las exposiciones a la salud, y demostramos este enfoque para buscar los efectos del tabaquismo. Se realizaron búsquedas en miles de rasgos para identificar aquellos que pueden verse afectados por la cantidad de cigarrillos que fuma una persona. Además de identificar varios efectos adversos conocidos, como en la salud pulmonar, también identificamos un efecto adverso de fumar en exceso sobre el envejecimiento facial", explica una de las autoras del trabajo, Louise Millard.