Fue el pasado año 2020 cuando un grupo de astrónomos centraba su atención en una intrigante y misteriosa señal de radio que parecía poder prevenir de Próxima Centauri, la estrella más cercana a al Sol.
Desde entonces, el trabajo de los científicos se ha entremezclado con las hipótesis y especulaciones al respecto de su verdadero origen, el cual hoy parece estar mucho más claro después de que los investigadores que se han centrado en analizar esa señal hayan publicado sus resultados en Nature Astronomy.
Según las conclusiones del equipo, la señal bautizada como BLC-1 no es más que producto de una interferencia originada en la Tierra, tal como ha manifestado la autora principal del estudio, Sofia Sheikh, desterrando cualquier tipo de idea que pudiese relacionarla con los extraterrestres.
“La señal se repite a intervalos regulares que corresponden con múltiples frecuencias de osciladores presentes en varios dispositivos electrónicos”, ha manifestado, apuntando al mismo tiempo que, no obstante, no han conseguido descifrar de dónde procede exactamente.
“La evidencia sugiere que la señal es una interferencia de tecnología humana, aunque no pudimos identificar su fuente específica. La señal original (encontrada por Shane Smith) no se detecta obviamente cuando el telescopio apunta lejos de Proxima Centauri, pero dado un pajar de millones de señales, la explicación más probable sigue siendo que se trata de una transmisión de tecnología humana que resulta ser 'extraña' de la manera correcta para engañar a nuestros filtros", ha explicado.
La señal en cuestión fue captada por Breakthrough Listen, un programa de ciencia astronómica de Breakthrough Initiatives que busca señales y signos de tecnología que pueda haber sido desarrollada por inteligencia extraterrestre.
Para ello, utilizan utilizada algunos de los radiotelescopios más grandes del mundo, incluido el telescopio CSIRO Parkes en Nueva Gales del Sur, Australia. Uno de los objetivos monitoreados por Parkes es Proxima Centauri, la estrella vecina más cercana al Sol, a una distancia de poco más de 4 años luz.
El equipo de Listen escaneó el objetivo en un rango de frecuencia de 700 MHz a 4 GHz, con una resolución de 3,81 Hz; esto es, realizó el equivalente a sintonizar más de 800 millones de canales de radio a la vez, con una sensibilidad de detección exquisita.
Gracias a ello, Shane Smith, investigador universitario que trabaja con el científico del proyecto Listen, analizó en 2020 los datos de estas observaciones a través de la línea de búsqueda de Breakthrough Listen, y detectó más de 4 millones de "hits", rangos de frecuencia que tenían señales de emisión de radio. Ello, no obstante, es bastante típico de las observaciones de Listen, resultando que la gran mayoría de esos ‘hits’ constituyen las emisiones de la tecnología humana.
En todas las observaciones realizadas, el equipo de Listen aplica un exhaustivo y dedicado filtro para analizar las señales que parecen no provenir de un transmisor a una gran distancia de la Tierra. Sin embargo, incluso después de estos filtros quedan algunas señales que deben inspeccionarse visualmente y pormenorizadamente. De vez en cuando, además, queda una señal intrigante y debe someterse a más controles. Smith descubrió una señal de interés de este tipo en las observaciones de Listen de la enana roja Próxima Centauri utilizando el telescopio Parkes, pero hoy, como ha señalado Sofia Sheikh, dejan claro que se trataría una interferencia originada en la Tierra.