Hace más de un siglo, Einstein publicó su Teoría de la Relatividad General desafiando la previamente presentada por Newton. Ambos se afanaron en descubrir cómo se comporta la materia en el espacio, y parece ser que uno dio en el clavo. Lo acaban de descubrir, tras 27 años de investigación, astrofísicos de cuatro países del MPE (Max Planck Institute for extraterrestrial Physics). Te contamos cómo lo han hecho.
Hace cincuenta años, los expertos descubrieron en el corazón de nuestra galaxia un agujero negro que llaman 'el gigante masivo', con una extensión que estiman es 4 millones de veces la masa del Sol. Su nombre científico es Sagitario A. Alrededor de él giran varias estrellas, y en particular una a la que el equipo liderado por Frank Eisenhauer no le ha quitado el ojo en décadas, bautizada S2.
Orbitar en torno a Sagitario A le lleva a esta estrella 16 años. El recorrido que hace no es circular, sino elíptico, y esto implica que hay una etapa de su órbita más próxima al agujero negro. Al alcanzarla, S2 se precipita por el espacio a casi el 3% de la velocidad de la luz. Pero esa elipse no es siempre la misma, sino que cada vez que completa un giro, avanza hacia adelante en el plano de movimiento.
En eso es precisamente en lo que incidió Einstein que lo diferenció de Newton: la órbita no dibujaría una elipse, sino una roseta. Esa roseta es la que ha resultado de combinar las diferentes órbitas que la estrella S2 va completando cada 16 años alrededor del agujero negro Sagitario A, como ilustra el siguiente vídeo de la ESO (siglas en inglés del Observatorio Europeo Austral).
Se trata de una confirmación de la teoría de la relatividad que ayudará a los físicos a aprender sobre el agujero negro supermasivo en el centro de la Vía Láctea, ya que ayudará a establecer límites estrictos sobre la materia invisible, oscura, u otros agujeros negros más pequeños en el entorno de Sagitario A.