España es uno de los países de Europa más vulnerables ante el cambio climático por su latitud y situación demográfica, el país ya se encuentra inmerso en un proceso de cambio. El verano es cinco semanas más lago que en los años ochenta, el 75% del suelo español está en proceso de desertificación, los Pirineos serán la única cordillera en todo el planeta donde la extinción de su hielo glaciar se producirá en una sola generación, la nuestra y la subida del nivel del mar afectará a la mayor parte de la península.
Los efectos más visibles son los que se producen en el medio ambiente, sin embargo, no hay duda que el cambio climático se sufrirá en todas las esferas de la vida, no es solo un problema medioambiental. Tiene sus causas y sus consecuencias sociales.
Por esto, Greenpeace, ha abordado en el informe 'Así nos afecta el cambio climático' el impacto social del cambio climático de manea amplia, desde las diferentes realidades que componen las sociedades, de manera interrelacionada y en clave de cambio social.
En él se muestra como los efectos influyen especialmente en la economía española, el desafío del cambio climático es un desafío a todo el modelo productivo y económico conocido hasta la fecha que afectará a las generaciones futuras y su manera de entender y vivir la vida.
Las olas de calor y de frío tienen graves consecuencias para la salud pública ya que pueden agravar las enfermedades cardiovasculares y respiratorias e incluso pueden causar la muerte. En España se producirá un incremento del 292% en las muertes por esta causa.
El aumento de las concentraciones de NO2 y de ozono, sobre todo en verano, no solo magnifica los problemas del aparato respiratorio sino que exacerban los casos de Alzheimer y de Parkinson, asegura Cristina Linares Gil, investigadora del Dpto. de Epidemiología y Bioestadística de la Escuela Nacional de Sanidad en el Instituto de Salud Carlos III.
Además, la subida de la temperatura media favorecerá las condiciones para que aparezcan nuevos tipos de mosquitos, que traerán consigo enfermedades contagiosas.
Le generación de energía hidroeléctrica se se verá reducida por la escasez de agua disponible. El aumento de la temperatura hará que se consuma entre un 5% o 6% más de energía por el uso de extendido de los aparatos de aire acondicionado; lo que conlleva a su vez la producción de más CO2.
Por otro lado, si el agua está más caliente, las centrales térmicas y nucleares tendrán más problemas para refrigerar y se verán obligadas a parar con más frecuencia por seguridad.
El sector económico más importante de nuestro país se verá gravemente afectado por la subida de las temperaturas. Esta afectará tanto al turismo de sol y playa -el que más actividad económica genera- como al invernal.
Con una subida de 1ºC, la predisposición de los turistas a visitar las provincias costeras del Mediterráneo disminuirá tanto en temporada alta como en baja. Por otra parte, el aumento del nivel del mar producirá inundaciones permanentes y daños en las infraestructuras.
En 2016 las estaciones de esquí españolas recibieron un 6,6% de visitantes menos en la temporada 2015/2016 en comparación con la anterior por la falta de nieve. Muchas estaciones podrían dejar de ser viables.
El aumento de las temperaturas ha obligado a abandonar o readaptar producciones agrícolas tradicionales como las bodegas de vino. Además la erosión y aridez del suelo está reduciendo drásticamente la producción de este sector.
Respecto a la ganadería, los cambios climáticos en las estaciones modificarán la vegetación que es alimento de la ganadería extensiva. Además la intensificación de los fenómenos extremos afectará a la salud animal.
La pesca también está sufriendo los efectos del cambio climático. A medida que aumente la temperatura del mar, algunas especies nativas no podrán sobrevivir y algunas otras invasoras se expandirán. El potencial máximo de capturas en el mar podría disminuir a nivel global hasta un 12% para 2050.
La producción de alimentos agrícolas que dependan de la polinización de animales como las abejas podría desaparecer ya que estos insectos están empezando a desaparecer por el uso de pesticidas dañinos o la expansión de depredadores como la avispa asiática y el abejaruco.
Los alimentos que ingerimos pueden estar afectados por el dióxido de carbono de la atmósfera. Los niveles crecientes de dióxido de carbono están provocando que los cultivos de trigo y arroz sean menos nutritivos que antes. Muchos alimentos están aumentando su contenido de carbohidratos, disminuyendo la presencia de algunos nutrientes esenciales, como el zinc o el hierro.
Respirar aire insano perjudica la salud de los ciudadanos. Según la Agencia Europea de Medio Ambiente respirar aire contaminado provoca más de 30.000 muertes prematuras en España cada año.
En los últimos años está aumentando la preocupación por un contaminante muy singular, el ozono troposférico. Es el causante de 17.000 muertes prematuras en la Unión Europea al año, 1.800 de ellas en España.