Ecofeminismo: la tendencia que une la mujer y el medio ambiente observando lo que consumes

eltiempohoy.es 07/03/2018 18:02

Si tuvieras que explicar el ecofeminismo en pocas frases, ¿cómo lo harías?

El ecofeminismo es un diálogo entre el ecologismo y el feminismo. Se defiende, por el lado del femismo, la búsqueda de la equidad de género y se intenta plantar cara al sistema patriarcal. Por el del ecologismo, la defensa de la tierra y una crítica al antropocentrismo. Juntando estas dos miradas, se aporta una visión del ser humano, de sus necesidades, y de la manera de resolverlas. Además, también se hace una crítica al modelo actual, jerárquico, cisheteropatriarcal, antropocéntrico y que, en definitiva, está en guerra contra la vida de diversas maneras.

¿Se trata, por tanto, de una analogía de la dominación del hombre en la Tierra con la del hombre sobre la mujer?

Yo diría que se puede ver como una analogía, pero no solo como eso. Es, en realidad, parte del mismo sistema. Porque el capitalismo, para conseguir su crecimiento y acumulación de capital, se apropia tanto del trabajo gratuito de mujeres que lo hacen de forma obligada (a través del sentido del deber, o la socialización del género), como de los recursos naturales que obtiene despojando a los pueblos del sur global y haciendo un daño irreparable a la naturaleza. Yo creo que esa doble invisibilización de la mujer y de la naturaleza son parte de lo mismo, más allá de ser una analogía. Son el mismo esquema.

¿Me puedes poner tres ejemplos de la vida real en los que el ecofeminismo actuaría?

En primer lugar, son todos los casos de mujeres que defienden el territorio y los recursos que sostienen la vida de forma básica: la defensa de los ríos, la tierra que utilizan para la agricultura de subsistencia o los bosques, frente a proyectos de multinacionales. Esto es bastante común en América Latina, India y, aunque menos visibilizado, en África.

Otro caso son las luchas de defensa de la vida, como la lucha pacifista antinuclear, que tiene mucha relación con el ecofeminismo.

La otra vertiente de práctica activista es todo lo que se refiere a la promoción de lo comunitario: que el cuidado de la vida no esté atomizado en los hogares, sino que sea una forma de diálogo con otras mujeres y empoderamiento. Aquí entra también la defensa de los bienes comunales, la conservación de semillas y la lucha contra las multinacionales que ponen patentes sobre la vida.

¿Cuándo y por qué empezaste a ser ecofeminista?

A mí el ecologismo siempre me había llamado la atención, y reconozco que del feminismo sabía menos. Me zambullí a la vez en los dos movimientos a través de una charla que dio Yayo Herrero en un colegio mayor. El mensaje me cuadró y me dieron muchas ganas de seguir por ahí. Con los años me metí en Ecologistas en Acción, y hasta ahora.

¿Qué papel tienen los animales en esta vertiente del feminismo?

Esta pregunta es difícil de contestar porque el ecofeminismo, al igual que el feminismo en general, no es uno solo. Hay partes del feminismo que optan directamente por el veganismo y el antiespecismo, mientras que otras tienen posiciones más intermedias. Por ejemplo, desde Ecologistas defendemos que es necesaria una ética en el trato con los animales que el sistema de ganadería industrial no cumple en absoluto. Por otro lado, a nivel de impacto ecológico, hace falta una reducción de consumo de proteína animal en la dieta occidental, porque eso supone una huella de carbono mucho más grande que esa misma cantidad de proteína obtenida de fuentes vegetales.

¿Qué importancia tiene el ecofeminismo en esta huelga del 8 de marzo?

En la huelga aporta la idea de que el deterioro de la naturaleza también es una cuestión de género. En primer lugar, porque los hombres de una misma clase social contaminan más que las mujeres de esa misma clase social, y que tienen, por tanto, más responsabilidad dentro del sistema patriarcal. En segundo, por la violencia ambiental, que afecta especialmente a las mujeres porque al final son ellas las responsables de seguir sosteniendo la vida incluso cuando las condiciones empeoran. Por ejemplo, en condiciones climáticas muy adversas como las que trae el cambio climático, o en situaciones de sequía en las que ellas tienen que alejarse más a buscar agua, etc. En estas situaciones, la sobrecarga de violencia ambiental sobre los cuerpos de las mujeres es muy fuerte. En definitiva, defendemos que el deterioro de la naturaleza tiene una violencia machista sobre las mujeres que la sufren.

¿En qué se diferencia el ecofeminismo de otras corrientes feministas?

Cada feminismo incorpora aportaciones y visiones distintas al mosaico desde el que las feministas miramos el mundo. Los feminismos entre sí se complementan muy bien. En el caso del ecofeminismo, lo que aporta es el ecologismo y la importancia de respetar la naturaleza, además de recalcar el papel político de las mujeres en esto, ya que históricamente hemos estado muy cerca de los recursos naturales y del cuidado de la vida. A su vez, el ecofeminismo tiene cosas que aprender de otros feminismos, como los descoloniales. De hecho, están tremendamente relacionados, solo que este último pone el foco en los pueblos, en los sujetos subalternos en cuanto a ser colonizados. Estas dos visiones, en mi opinión, deben estar siempre en diálogo.