No, no es cierto. La Poinsettia, o comúnmente conocida como la flor de pascua, es una planta que, llegado el invierno, pasa de tener unas hojas color verde a un intenso rojo. Y, sí, hay que tener cuidado con ella porque, aunque comerla no es mortal, no es precisamente inocua para nuestros felinos.
En principio, si un gato come un poco de planta, lo más probable es que se produzca hipersalivación, irritación de las mucosas, diarreas, vómitos y dolor abdominal.
Y no solo comiéndola puede afectarle. La savia blanca de la planta, en contacto con la piel del felino, también produce irritación en forma de dermatitis y prurito (picor). En cuanto al contacto ocular, puede provocar trastornos oculares.
Tal y como ha indicado la Sociedad Americana para la Prevención de la crueldad contra los animales (ASPCA por sus siglas en inglés) la planta contiene una savia tóxica, o látex, que, por ingestión, afecta no solo a los gatos, sino también a los perros y los caballos. Así que si tienes una flor de pascua en casa, lo preferible es no dejarla al alcance del gato para evitarle un muy mal rato. Pero tranquilo: si se la come, sobrevivirá.