La primera lluvia de meteoros de 2022 está a punto de alcanzar su máximo de actividad, regalándonos unas vistas privilegiadas de las estrellas fugaces conocidas como Cuadrántidas, que proceden de un asteroide misterioso. Cuándo y cómo ver el espectáculo astronómico.
La lluvia de las Cuadrántidas es la primera lluvia de meteoros del año en el hemisferio norte. Es visible entre el 28 de diciembre y el 12 de enero, y su momento de máxima actividad sucede hacia el 3 de enero, informan desde el Instituto Geográfico Nacional (IGN).
Las Cuadrántidas pueden tener una tasa de actividad por encima de los 120 meteoros por hora y una velocidad de 41 kilómetros por segundo, lo que las convierte en una de las lluvias más activas del año junto a las Perseidas de agosto y las Gemínidas de diciembre.
Sin embargo, los meteoros de las Cuadrántidas no se ven tan a menudo como los meteoros de las otras dos lluvias, debido a que su periodo de máxima actividad suele durar tan solo unas pocas horas y a las malas condiciones meteorológicas habituales en el invierno boreal.
El 2022 será un año excepcional para la observación de las Cuadrántidas, puesto que su momento de máxima actividad -entre el 2 y el 3 de enero- se producirá coincidiendo con el novilunio (la luna nueva será el 2 de enero).
Según la previsión de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet), además, los cielos estarán plenamente despejados la noche del domingo al lunes, con la excepción de zonas de Galicia y el Cantábrico occidental, donde se formarán algunas nubes por la llegada de un frente atlántico.
El origen de las Cuadrántidas sigue siendo incierto. Algunos astrónomos especulan con la idea de que el asteroide 2003 EH1 puede ser el que causa la lluvia de estrellas. Este asteroide fue descubierto en el año 2003, y se cree que está relacionado con el cometa extinto C\1490 Y1 observado por astrónomos chinos, japoneses y coreanos hace unos 500 años.
Como todos los años por estas fechas, la Tierra atraviesa un anillo poblado con los fragmentos desprendidos supuestamente del asteroide 2003 EH, según el IGN. Cuando uno de esos fragmentos (o meteoroides) entra en contacto con la atmósfera terrestre, se calcina por la fricción con el aire creando así el resplandor luminoso que conocemos como meteoro o estrella fugaz. Típicamente, los meteoros más comunes que observamos a simple vista los producen partículas de unos milímetros a unos centímetros de tamaño que se queman a unos 100 kilómetros de altura.
La correspondiente lluvia de meteoros parece tener un único centro de origen, un punto del que parecen surgir todas las estrellas fugaces. Ese punto se denomina "radiante" y su localización se suele utilizar para nombrar a la lluvia de estrellas. El lugar de donde parecen salir las Cuadrántidas se encuentra al norte de la constelación de Bootes (el Boyero), cerca de la cola de la Osa Mayor.
El nombre de las Cuadrántidas proviene de la constelación Quadrans Muralis, designada así por el astrónomo francés Jerome Lalande en 1795, pero actualmente no reconocida por la Unión Astronómica Internacional (IAU).
El lugar de observación puede ser cualquiera con tal de que proporcione un cielo oscuro. Es preferible observar desde un lugar que tenga pocos obstáculos para la vista (como edificios, árboles o montañas), y no utilizar instrumentos ópticos que nos limiten el campo de visión. Aunque las Cuadrántidas parecen venir de la constelación de Bootes, se pueden ver en cualquier parte del cielo. Conviene dirigir la mirada hacia las zonas más oscuras, en la dirección opuesta a la posición de la Luna si la observación se realiza antes de su ocaso, recomiendan desde el IGN.