La mayoría de los detergentes sintéticos que usamos a diario son un peligro para el medio ambiente. Según un estudio de 2017 (Ipsos para Samsung), en el 75% de los hogares españoles se pone la lavadora una media de entre 2 y 5 veces a la semana. Además del enorme gasto energético que supone mantener un fondo de armario impecable, grandes cantidades de agua doméstica e industrial son diariamente contaminadas y arrojadas a lagos, ríos y mares extendiendo la polución a ecosistemas marinos, afectando al proceso de la fotosíntesis y provocando la muerte de la fauna y flora acuáticas. Pero los cambios de actitud frente al lavado, como llenar los electrodomésticos al máximo de su capacidad, optar por lavados cortos, sin ninguna temperatura y apostar por detergentes biodegradables y los jabones naturales, redundarán en el planeta y también en el bolsillo.
Cuenta pendiente
Mientras que en países del entorno europeo como Suiza, Alemania, Noruega, Austria o Italia se han prohibido los limpiadores con químicos más agresivos, en España las cifras de fabricación de detergentes sin fosfatos solo alcanza el 10%. Es urgente acelerar el cumplimiento del reglamento de la Unión Europea que prohíbe desde 2012 el uso de fosfatos en jabones y lavavajillas para la ropa. Se les considera contaminantes persistentes porque entre su composición se encuentra una cadena de alquilo con ramificaciones que impide su degradación por parte de los microorganismos.
Más sostenibles y económicos
Al contrario, los limpiadores biodegradables contienen surfactantes que se descomponen en un corto tiempo de manera natural. Los detergentes blandos pueden ser consumidos por los microorganismos, impidiendo así la contaminación acuática. Y no solo son más sostenibles por su composición, también son eficientes en lavados más cortos y sin necesidad de una temperatura específica, por lo que también son perfectos para reducir la huella de carbono en la factura eléctrica.
Jabones ecológicos
Son muchos los que optan por el uso de jabones naturales, que pueden ser fácilmente fabricados en casa. No contienen colorantes ni tampoco compuestos químicos, por lo que, además, de limpiar y desinfectar, son ideales para las personas con alergias cutáneas. El de Marsella está entre los más extendidos y alabados. Además, son mucho más económicos que los que se comercializan en el mercado, un factor a tener también en cuenta. Los que no quieren renunciar a una colada suave y perfumada pueden mezclar del vinagre blanco con perfumes de lavado procedentes de aceites esenciales sin color como la lavanda o los cítricos.
Limpieza del hogar sostenible
Productos naturales para la limpieza como el jugo del limón (blanqueador, cortador natural de grasas y eliminador de moho) no deberían faltar en una casa que presuma de sostenible. También podemos utilizar el vinagre blanco y el bicarbonato para blanquear la ropa, desinfectar los baños y limpiar la cocina e, incluso mantener libre de bacterias el interior del frigorífico.