Cómo ha cambiado la variante delta el rumbo de la pandemia
Las mutaciones de delta han propiciado un resurgimiento de casos de covid, debido a su alta transmisibilidad
Datos de los CDC de EE.UU. apuntan que vacunados y no vacunados pueden tener una carga viral similar, generando más contagios que otras variantes
La vacuna no frena completamente la transmisión, pero se ha demostrado eficaz en la reducción de casos graves y muertes por covid
La aparición de la variante delta, que se registró por primera vez en India en octubre del pasado año, ha supuesto un punto de inflexión en la pandemia de la covid. Antes de su expansión, la luz al final del túnel parecía nítida: la vacunación avanzaba en gran parte del mundo y frenaba las infecciones.
Sin embargo, la alta transmisibilidad de la B.1.617 ha creado un repunte de casos en muchos territorios, también en España. El virus original que surgió en Wuhan contagiaba, de media, a entre 2 y 3 personas; la variante delta tiene un R0 o número básico de reproducción de entre 5 y 8. “Es uno de los virus respiratorios más contagiosos que conocemos y que yo he visto en mis 20 años de carrera”, ha afirmado en las últimas semanas la directora de los CDC estadounidenses, Rochelle Walensky.
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La variante que mejor sortea las vacunas
La delta está causando infecciones en personas que han recibido las dos dosis de la vacuna en tasas más altas que otras variantes. Además, un mayor número de pacientes vacunados reporta síntomas. Lo más preocupante es que algunos de estos infectados portan aproximadamente el mismo nivel de virus en la nariz y la garganta que las personas sin vacunar, según un documento interno de los CDC. Un dato que ha resaltado de nuevo lo necesaria que es la mascarilla, también en exteriores.
Altísima carga viral
Las altísimas cargas virales que delta genera –hasta 1000 veces superiores que el virus original- cuando infecta implican más posibilidades de contraer (y transmitir) infecciones más severas que con otras variantes. El tiempo en que eres contagioso sin síntomas, hasta que se producen, también es mayor. Lo que supone que el rastreo de los contactos estrechos y sus cuarentenas deben ser más exhaustivas. Además, un R0 más alto supone que habría que elevar el porcentaje de vacunados para lograr la inmunidad de rebaño necesaria para controlar la pandemia.
Más supercontagiadores
¿Por qué pasa esto? Principalmente, porque esta variante ha sido mucho más “efectiva” en su evolución. La clave han sido las mejoras producidas en la proteína S (spike). Son las que sobresalen de la superficie del virus y crean la corona que le da nombre. El SARS-CoV-2 y otros coronavirus utilizan esas proteínas para entrar en las células humanas. Con su cóctel de mutaciones, delta dificulta el trabajo de los anticuerpos generados por la vacuna y produce más supercontagiadores, los “pacientes cero” en muchos brotes.
La protección vacunal decrece
A esto se suma que la efectividad de la vacuna ante la infección va decayendo con el tiempo: hasta el 16% para los vacunados en enero, según datos de Israel, el país que mejor ha gestionado la inoculación de sus habitantes. Una información que empuja a plantear si será necesaria una tercera dosis, aunque la OMS ha pedido más evidencias antes aprobar esta inyección extra.
Entonces, ¿para qué sirve vacunarse?
A pesar de la aparición de delta, las vacunas siguen cumpliendo su función, aunque en menor medida: reducen las posibilidades de contraer el virus. Además, aunque la carga viral de los vacunados sea similar a la de aquellos que no han sido inoculados, es probable que los primeros sean contagiosos durante un período de tiempo más corto.
Menos casos graves
Y, lo más importante, las vacunas siguen frenando los casos más graves de covid. Si nos remontamos a otros momentos de la pandemia con una incidencia similar a la actual (687 según la última actualización de Sanidad), podemos comprobar que el porcentaje de hospitalizados en planta y UCI, así como el número de fallecidos es mucho menor.
El 18 enero, en el auge de la cuarta ola, con una IA de 689 casos, la tasa de hospitalización era de del 18,61% (y de 32,71% en las unidades de emergencia). Los fallecidos con fecha de defunción en los siete días previos habían sido 843. Ahora, los porcentajes de pacientes ingresados son 8,24% y 18,31%, respectivamente. Y las defunciones en la última semana se sitúan en 199.
Actualmente, la mayoría de casos afectan a los jóvenes, la franja de edad con menos vacunados, y se trata de cuadros clínicos más leves. Sin las vacunas, algunos de esos casos se habrían vuelto graves o habrían llevado a la muerte. Hacer que las infecciones del futuro sean cada vez menos peligrosas, es la forma de que esta pandemia se frene.
La variante delta también decaerá
En última instancia, la ola más reciente, impulsada en gran parte por delta, se desvanecerá, como ya ha pasado en otros países. El número de casos en India, donde surgió la variante, ha vuelto a niveles casi anteriores a su aparición. Lo mismo ha ocurrido en Reino Unido. Es difícil decir con certeza por qué: por qué hay más inmunizados por la vacuna o por haber contraído la enfermedad, por las nuevas restricciones o una combinación de ambas cosas.
Además, la campaña de vacunación supone un obstáculo que puede cambiar la dirección en la que evoluciona el virus. Y es que, para conseguir mejorar en una cosa, en general, el virus empeora en otra -las llamadas “compensaciones evolutivas”-. "Es muy posible que los cambios que haga el virus para conseguir esquivar mejor la inmunidad de las vacunas puedan terminar comprometiendo su capacidad de transmisión en un sentido absoluto", advierte el virólogo Aris Katzourakis, de la Universidad de Oxford.
Es decir, vamos en la dirección adecuada, pero en la guerra contra el covid la batalla de la transmisión todavía la gana el virus. Por lo tanto, continuar con la vacunación, el seguimiento de los infectados y las medidas que frenan los contagios siguen siendo los pasos a seguir.