La empresa que vigila los desechos espaciales no ha quitado ojo en toda la noche a dos cohetes ‘difuntos’ en la órbita terrestre baja. Son lo que llamamos basura espacial, uno de los problemas que la NASA quiere abordar próximamente. De haber chocado, hubiera habido consecuencias, algo que los expertos saben por experiencia, puesto que no sería la primera vez que dos naves colisionan.
Los 'difuntos' en cuestión eran un satélite de navegación soviético desaparecido y un cohete chino gastado. Se han cruzado sobre el Océano Atlántico Sur, junto a la costa de la Antártida, el jueves 15 de octubre a las 20:56 EDT. La distancia con la superficie a esa hora ha sido de tan solo 991 kilómetros.
La empresa que monitoreaba el acercamiento de ambos cohetes, LeoLabs, calcula que han pasado a unos 18 o 25 metros el uno del otro, con una amenaza de chocar del 10%, según había avisado en los últimos días.
“No hay signos de escombros”, ha informado LeoLabs la madrugada del viernes. “Haremos un seguimiento en los próximos días”, continuaba. Pero, ¿tiene sentido tanto revuelo por el posible (con un 10% de probabilidad) choque que podía haber sido? La respuesta es sí.
Ambas naves suman unos 2.800 kilogramos de masa y viajaban aproximadamente a unos 52.950 kilómetros por hora. Una colisión hubiera formado una nube de escombros, y esto, a su vez, hubiera dejado más ‘basura’ espacial en la órbita terrestre baja, es decir, relativamente cerca de la superficie de la Tierra. Eso implicaría mayor riesgo de colisión en un futuro.
¿Cuántos de estos ‘escombros’ crees que orbitan actualmente alrededor de la Tierra? Seguro que te has quedado corto: la Agencia Espacial Europea (ESA, por sus siglas en inglés) estima que son alrededor de 128 millones de objetos de más de 1 mm a 1 cm. Aunque los preocupantes son los que miden 10 cm o más de ancho, que son en torno a 34.000. Una cifra muy elevada. La propia ESA ha tenido que esquivar en más de una ocasión los restos de cohetes difuntos.
*Desechos espaciales / NASA ODPO
Y es que las colisiones entre basura espacial no son cosa de ciencia ficción. Han ocurrido en el pasado. “En 2009, por ejemplo, un satélite militar ruso desaparecido llamado Kosmos 2251 se estrelló contra el satélite de comunicaciones operacionales Iridium 33, generando 1.800 piezas de escombros rastreables (y muchos otros demasiado pequeños para monitorear)”, cuenta el medio especializado ‘Space.com’.
Hay una teoría llamada el síndrome de Kessler, elaborada en los 70 por un miembro de la NASA llamado Donald J. Kessler que dice que el volumen de basura espacial en la órbita baja terrestre será cada vez mayor. Así, las naves irán impactando entre ellas en un efecto dominó que multiplicará una y otra vez los desechos espaciales. El resultado será una Tierra rodeada por millones (quizá algún día billones) de objetos inservibles que dificultarán el lanzamiento de nuevos satélites para la exploración espacial.
*Desechos espaciales / NASA ODPO