Un cohete chino de 21 toneladas y fuera de control va a estrellarse de forma inminente en la Tierra. Se espera que Long March 5B impacte el próximo sábado 8 de mayo, posiblemente en una zona habitada, pero su punto de entrada exacto no se puede determinar actualmente, según advierte el Departamento de Defensa estadounidense.
El Pentágono está llevando a cabo un rastreo del artefacto para intentar anticipar dónde caerán sus restos cuando entre en la atmósfera terrestre. Ahora mismo está orbitando a la altura de Nueva York, Madrid o Pekín.
Se trata del mismo dispositivo que China lanzó al espacio el 29 de abril para transportar componentes de su propia estación internacional. Se están publicando actualizaciones diarias sobre su ubicación en Space Track, y el gobierno estadounidense proporcionará información adicional 'a medida que esté disponible'.
El objetivo del Comando Espacial de Estados Unidos es tratar de localizar el “punto exacto de entrada a la atmósfera de la Tierra” del cohete rastreando su trayectoria, algo que solo se sabrá unas horas antes de su reentrada.
Según información de la Agencia Espacial Europea, ESA, facilitada a Informativos Telecinco, la zona de riesgo de escombros actual incluye cualquier porción de la superficie de la Tierra entre aproximadamente las latitudes 41.5 norte y 41.5 sur. Esto incluye, por ejemplo, y en lo que respecta a los Estados miembros de la ESA, partes de España, Italia, Grecia y Portugal, así como los Estados cooperantes Malta y Chipre.
Aunque en un principio el cohete debería haber aterrizado en un lugar controlado, llegó a alcanzar la velocidad orbital junto con el módulo central de Tianhe y ahora se encuentra orbitando la Tierra cada 90 minutos y sin control a una latitud aproximada de 300 km y a una velocidad de 27.600 km/h según 'The Guardian'. Pero la alarma ha saltado tras comprobarse que su latitud había descendido unos 80 kilómetros en los últimos días por lo que es muy probable que termine cayendo nuevamente hacía la Tierra.
El gran tamaño del aparato genera cierta preocupación, puesto que algunas de sus piezas podrían no desintegrarse al entrar en la atmósfera y provocar daños si caen en zonas habitadas. La última vez que lanzaron un cohete Long March 5B terminaron con grandes barras de metal que volaron por el cielo y dañaron varios edificios en Costa de Marfil.
"Potencialmente no es bueno", dijo a 'The Guardian' Jonathan McDowell, astrónomo del Centro de Astrofísica de la Universidad de Harvard, quien a principios de esta semana anticipó que la columna vertebral del cohete volverá a entrar en la atmósfera de la Tierra de forma "incontrolada".
Aunque es prácticamente imposible saber a qué punto exacto del planeta llegarán los restos del Long March 5B, McDowell ha sido claro: “Si quiere apostar a dónde aterrizará algo en la Tierra, apueste por el [océano] Pacífico, porque el Pacífico es la parte más extensa de la Tierra”.
Sin embargo, el cohete orbita ahora mismo un poco más al norte a la altura de Nueva York, Madrid o Pekín y tan al sur como Chile o Wellintong en Nueva Zelanda, pudiendo hacer su reentrada en cualquiera de estos puntos.
Se espera que el cohete, de 30 metros de largo y 5 de diámetro, se queme en gran porcentaje al chocar nuevamente con la atmósfera terrestre, sin embargo se prevé que grandes partes metálicas de este cohete logren atravesar la atmósfera y caer en algún punto del planeta.
En general, según detalla la ESA, los objetos más pequeños se queman completamente en la atmósfera durante el reingreso, pero las partes de objetos o componentes más grandes que están hechos de material con un alto punto de fusión (como motores) podrían sobrevivir y alcanzar la superficie. Por lo tanto, es imposible proporcionar una evaluación de riesgos más detallada.
Este ha sido el primer lanzamiento de los 11 que tiene previstos China para armar la estación espacial Tianhe que pretende rivalizar con la Estación Espacial Internacional (ISS). El proyecto supone un paso más de China para convertirse en la potencia espacial en el año 2030 rivalizando con Estados Unidos, Rusia y la ESA (Agencia Espacial Europea) creando la que sería la estación espacial más avanzada orbitando sobre la Tierra.