Un cocodrilo del Cretácico cuya especie no se conocía hasta ahora ha sido descubierta en Queensland, Australia, y su última cena se conserva todavía en su estómago: un dinosaurio ornitópodo del tamaño de un pollo.
El espécimen de cocodrilo fue descubierto en la estación Elderslie, cerca de Winton (Queensland, Australia), y fue excavado por el personal y los voluntarios del Museo Australiano de la Era de los Dinosaurios en 2010. Sus restos se encontraron conservados bajo un tipo de roca llamado Limolita, y han sido descritos en una publicación en la revista científica Gondwana Research.
El cocodrilo del Cretácico, que existió hace 95 millones de años, pertenece a la especie nombrada Confractosuchus sauroktonos o, como lo han bautizado los investigadores, “el asesino de dinosaurios”.
El ejemplar hallado, comparado con los cocodrilos que conocemos a día de hoy, no era tan monstruoso como cabría pensar, más bien andaba en la media actual. Medía aproximadamente 2,5 metros de largo y su cráneo presenta algunas similitudes con el "caimán de anteojos", una especie que habita zonas de agua dulce de Centroamérica y el noroeste de América del Sur.
El esqueleto de esta nueva especie incluye un cráneo casi completo con dentición y un esqueleto poscraneal semiarticulado, aunque faltan la cola y las patas traseras.
En el interior de este cocodrilo prehistórico se encontraron los restos de un dinosaurio ornitópodo juvenil que tenía una dieta herbívora y pesaba aproximadamente 1,2 kilogramos. Según Matt White, investigador asociado del museo australiano y autor principal del estudio, el hallazgo de un dinosaurio en el interior de un cocodrilo del Cretácico es algo extremadamente raro.
Los huesos pequeños del dinosaurio, empaquetados y fragmentados, eran demasiado frágiles para extraerles la roca mediante métodos de preparación mecánica convencionales, por lo que, para identificar al animal, se usaron tecnologías de escaneo micro-CT de rayos X de neutrones y sincrotrones para identificar dónde se ubicaban los huesos dentro de la rosa. Después, durante diez meses de procesamiento por computadora, se realizó una reconstrucción en 3D de los huesos.
El hallazgo de este cocodrilo es la confirmación de algo que los paleontólogos han sospechado durante mucho tiempo: los dinosaurios fueron una parte importante de la red alimentaria del Cretácico. Los restos óseos del ornitópodo en el interior del cocodrilo son la primera evidencia de depredación de cocodrilos/dinosaurios en Australia.