La noticia de la muerte de 350 elefantes en Botswana sigue siendo un misterio. La mayoría han sido encontrados alrededor del Delta del Okavango, un área protegida para elefantes. Lo que más desconcierta es que sus colmillos estaban intactos, y por tanto se descarta que se trate en este caso de caza furtiva, como ocurre casi siempre. Pero además confunden otros aspectos del hallazgo.
A principios de mayo, el biólogo y directos del National Park Rescue Niall McCann y sus compañeros encontraron más de 150 cadáveres en el entorno del Delta del Okavango, y un mes después fueron identificando al resto, alrededor de 350, aunque la cifra está por confirmar. "Esto no tiene precedentes en cuanto a la cantidad de elefantes que mueren en un solo evento no relacionado con la sequía", le ha dicho a la BBC. Las imágenes captadas desde helicóptero son duras.
Botswana es el país con la mayor población de elefantes del mundo, con más de 135.000 ejemplares. Un número alto, pero insuficiente por un motivo: es uno de los animales más amenazados por la caza furtiva. El marfil de sus colmillos es uno de los materiales preferidos para el comercio ilegal. Solo en 2019, se incautaron más de 44 toneladas, lo que representa al menos 6.500 elefantes muertos, según datos de Agencia de Investigación Ambiental.
Pero en este caso no creen que se trate de furtivos. Es cierto que no siempre disparan al animal, a veces lo envenenan, pero esta posibilidad también se ha descartado porque los carroñeros como hienas, leones y buitres no han tenido problemas después de consumir los cadáveres.
La última opción que queda es una enfermedad. Los investigadores no tienen claro que se trate de eso, pero es una posibilidad. Quizá una contaminación en el suelo o el agua, lo cual desataría un desastre aun mayor, como recalca McCann en la BBC. Habrá que esperar a los resultados de la pruebas para una respuesta concluyente.