Restaurar la visión en personas ciegas a través de implantes ha sido un reto para la ciencia. Los experimentos se han realizado durante años en monos. Investigadores holandeses y españoles lograron desarrollar un implante con más de 1.000 electrodos diminutos que permiten la estimulación eléctrica del cerebro generando percepciones reconocibles de movimiento y formas complejas, incluidas las letras. El estudio fue publicado por Science en 2020. Estas percepciones, gracias al elevado número de electrodos (1.024), se producen en una porción significativa del campo visual y con una resolución mucho más alta de lo conseguido hasta la fecha. El estudio proporcionó una prueba de concepto para utilizar la microestimulación eléctrica de la corteza visual para crear una forma de visión artificial.
Bernardeta Gómez era profesora de Biología en un instituto de Valencia. Hace 16 años, una septicemia la dejó ciega. Ahora, con 57 años, ha sido precisamente un implante dentro del cerebro el que le ha permitido percibir patrones y reconocer algunas letras del alfabeto. Aquellos estudios al final han dado resultados. Lo cuenta el diario El País, así como su empeño en seguir con un experimento que durante los primeros meses no dio resultados.
El experimento diseñado por científicos de la Universidad Miguel Hernández de Elche (UMH) se basa en la implantación de un centenar de electrodos en la región cerebral encargada de la visión. No solo es histórico el resultado; es la primera vez que se usa esta tecnología en una persona invidente. El éxito fue temporal porque la mujer solo pudo ver esas formas mientras estuvo enchufada al experimento. Pero durante ese tiempo pudo percibir patrones y reconocer algunas letras del alfabeto y jugar a una versión sencilla del popular videojuego ‘Comecocos’.
La ciencia, en experimentos tanto en humanos como en animales, había demostrado que la estimulación eléctrica de la corteza visual puede crear de forma fiable la percepción de un breve y brillante destello de luz, también conocido como fosfeno, que se percibe en lugares y tamaños específicos según las neuronas que se estimulen. La idea es que si se activa un solo electrodo posicionado en la corteza visual, el paciente puede percibir un solo fosfeno; con dos electrodos simultáneamente es posible inducir la percepción de una línea vertical; mientras que con tres electrodos dispuestos en forma de triángulo es posible percibir un triángulo, y así sucesivamente.
La retina tiene una especie de mapa en el córtex cerebral que conecta con el campo visual. Este mapa retinotópico se había estudiado en personas que ven: estimulas una parte determinada y ves algo concreto y no otra cosa. Nos ha sorprendido que estas predicciones se cumplan completamente en una persona ciega. El mapa sigue ahí”, detalla el director del Grupo de Neuroingeniería Biomédica del Instituto de Bioingeniería de la UMH, Eduardo Fernández.
Para que se puedan aprovechar los resultados de investigaciones de este tipo, todavía hay que solventar varios problemas. Uno es el del número de electrodos. Los 96 usados aquí, que ocupan un cuadrado de 4x4 milímetros no son suficientes. Pero esto es un paso de gigante.