España es sensible a los movimientos de la tierra. En el límite entre las placas tectónicas eurasiática y africana, al sur de la Península Ibérica, se gestó en 1755 un tsunami gigante que se tragó las costas del Golfo de Cádiz. Afectó, entre otros, al municipio gaditano de Chipiona, que hoy es el primero de toda Europa en prepararse ante un posible maremoto de grandes magnitudes mediante la participación en el plan ‘Tsunami Ready’.
Se calcula que unas 15.000 personas murieron aquel 1 de noviembre de 1755 por la ola de entre 10 y 15 metros que levantó ‘el terremoto de Lisboa’. Cada año, la fecha se conmemora en Chipiona con la procesión de la Hermandad del Cristo de la Misericordia y la coordinación de charlas en las escuelas para concienciar sobre el suceso.
“El riesgo sigue estando ahí, lo corroboran técnicos e ingenieros”, afirma tajante Luis Mario Aparcero, alcalde de Chipiona. “Hay una posibilidad de que pueda volver a desatarse un maremoto de gran magnitud, con capacidad de generar una ola que arrase Huelva, Cádiz y la costa de Marruecos”, dice, lo que no sabemos es cuándo ocurrirá, “puede que mañana o puede que dentro de 300 años”.
Lejos de crear alarmismo, apunta el alcalde, “un plan de evacuación bien organizado ofrece tranquilidad y seguridad al turista”. La costa de Cádiz recibe cada verano cientos de miles de visitantes, y no hay que olvidar que buena parte de su litoral está edificado a pocos metros del mar. Además, se trata de un terreno en general bastante plano, lo cual aumenta el riesgo de inundación.
Por ello, el Instituto de Hidráulica Ambiental de la Universidad de Cantabria (IHCantabria), con el apoyo institucional de la UNESCO, está coordinando un plan de preparación en Chipiona ante el riesgo de tsunamis con la participación de la Universidad de Málaga.
“La única manera de actuar frente a un tsunami es con la preparación”, asegura Mauricio González Rodríguez, jefe de investigación del IHCantabria, en conversación con El Tiempo Hoy. Esta preparación, dice, pasa por identificar las zonas que, por su alta peligrosidad, precisan de un plan de emergencia con base en estudios a escala local, para lo cual la Universidad de Cantabria ha elaborado unos mapas de inundación.
“El siguiente paso es elaborar rutas de evacuación e identificar los lugares seguros para el resguardo de la población”, enumera, “y, por último, habría que colocar señales e iniciar un proceso de formación para que la ciudadanía –incluidos bomberos, policías o Cruz Roja– conozca el proceso del plan de emergencia”.
*IHCantabria de la Universidad de Cantabria
La coordinación es clave para salvar vidas en caso de tsunami. A menos que las autoridades y la población memoricen debidamente el proceso, el tiempo apremiaría demasiado para que el plan antitsunamis saliera bien. “Desde que ocurre un terremoto, el Instituto Geográfico Nacional (IGN) tiene que detectarlo, hacer una serie de protocolos, mandarlo a Protección Civil… Al final desde que se emite una alerta quedan como 15 minutos para responder”, advierte Mauricio González Rodríguez.
Chipiona es la primera localidad española en participar en el plan ‘Tsunami Ready’, que se pretende llevar a cabo también en otros países de Europa como Italia, Grecia o Turquía. El resultado será una acreditación de la UNESCO como la que se otorga a República Dominicana, Antigua y Barbuda o Trinidad y Tobago, certificando la preparación ante maremotos del municipio gaditano.