La inteligencia percibida a través de las formas de la cara se correspondía con el coeficiente de inteligencia que las personas analizadas, según la revista PlosOne.
Las caras vinculadas con una menor inteligencia eran aquellas con una barbilla más cuadrada y ancha, además de las que tenían ojos más juntos entre sí.
Por el contrario, la investigación demostró que los rostros que se asocian con una mayor inteligencia son más alargados, con una distancia más amplia entre los ojos, una nariz más grande, un ligero repunte de las esquinas de la boca.
El estudio, por su parte, no reveló ninguna relación entre un rostro atractivo y la inteligencia.