Los tsunamis son de los fenómenos más impredecibles que hay. Si te pilla cerca del mar es prácticamente imposible que te salves. Es por eso que un grupo de ingenieros y científicos unió fuerzas para crear lo que han llamado una cápsula de supervivencia, el invento destinado a salvarte la vida cuando se producen estas olas masivas.
La idea le surgió a Julian Sharpe, el presidente de proyecto, después del tsunami que se cobró la vida de aproximadamente 225.000 personas en Indonesia en 2004. Su cápsula resiste no solo estos fenómenos sino también terremotos, tornados y huracanes, aseguran. Aunque puede resultar asfixiante o un juguete de alarmistas, lo cierto es que es seguro.
Sharpe lo diseñó con la ayuda de otros compañeros, como él, ingenieros aeronáuticos, “muy experimentados”, especifica su web. Después lo presentaron al concurso Create the Future 2011 de la NASA y se ganaron un puesto entre los diez primeros finalistas. Desde entonces la empresa ha crecido lo suficiente para contar a día de hoy con cinco modelos diferentes.
Lo que varía son los tamaños. Las cápsulas pueden albergar dese 2 hasta 10 personas. Todas cuenta con espacio para almacenamiento de suministros, con una baliza de localización, arneses que agarran al asiento, protección térmica y garantizan que el interior permanecerá seco durante y después del desastre natural.
Han sido probados entre otras ocasiones en esta, en las catarata Palouse de Washington, EEUU:
En las islas de Indonesia o Tailandia es frecuente encontrarse con una vía de evacuación escaleras arriba hasta el punto más alto de su geografía. Pero esto no quiere decir que estés a salvo. Cuando viajas allí los locales te lo advierten: es prácticamente imposible que se avise con más de media o una hora de antelación, a pesar de la tecnología que se utiliza para su monitoreo.
Cuando el tsunami ya se ha formado mar adentro, a kilómetros de la costa y gran profundidad, la energía del agua viaja hasta las zonas costeras más próximas. Esa energía, que se origina en una erupción volcánica, un deslizamiento de tierra submarino o, lo más frecuente, un terremoto en el fondo del océano, se dirige a la superficie y eleva el agua por encima del nivel normal. A continuación, la gravedad hace que el agua vuelva a caer y la propaga horizontalmente.
La ola que se gesta entonces viaja a una velocidad abrumadora de 800 km/hora. Por eso es tan difícil avisar con suficiente tiempo a las regiones que amenaza. Cuando el oleaje que se genera empieza a llegar a la costa lo hace al principio en las profundidades, y por tanto es imperceptible. La ola gigante, mientras tanto, se ralentiza y gana altura (hasta 30 metros). Llega un punto en que desde la playa es fácil percatarse de que el agua se ha alejado.
Lo que ocurre después lo conocemos todos porque lo hemos visto en repetidas ocasiones en los informativos. El más devastador que se ha vivido hasta la fecha fue el que ocurrió en diciembre de 2004 en el sureste de Asia, que narra la película de 'Lo Imposible'. Los países más afectados fueron Indonesia y Tailandia, aunque los efectos llegaron incluso al este de África.