El árbol de Navidad de Nueva York viene con sorpresa: descubren un pequeño búho entre las ramas
Descubrieron el búho cuando el árbol ya estaba en el Rockefeller Center
Ha viajado al menos 400 kilómetros desde el norte del estado
Está en manos de una ONG que lo liberará cuando esté recuperado del susto
¿Cómo ha llegado un pequeño búho a las ramas del abeto del Rockefeller Center? Este enorme árbol es un clásico de la Navidad neoyorquina, pero el nuevo inquilino ha sido toda una sorpresa. La única explicación es que haya viajado desde el norte del estado hasta la gran manzana después de alojarse cómodamente entre sus hojas. Por suerte, el animal no ha sufrido daños, aunque sí se ha llevado un susto del que se está reponiendo.
Un búho muy, muy pequeño
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El búho, que han bautizado Rockefeller, es de la especie Aegolius acadicus, más conocido por ‘búho de la sierra norte’. Es de los más pequeños de todo Estados Unidos, con un peso que, como mucho, alcanza los 150 gramos. Son nocturnos y difíciles de ver, lo cual explica que los trabajadores encargados de transportar el árbol de una punta a la otra del estado –un viaje de unos 400 kilómetros– no se percataran de su presencia.
Una ONG se hace cargo de él
Cuando por fin vieron al pequeño entre las oscuras hojas del abeto, los operarios llamaron directamente a Ellen Kalish, directora y fundadora de Ravensbeard Wildlife Center, una organización sin ánimo de lucro que recupera aves en Nueva York. “Hasta ahora todo va bien, sus ojos están brillantes y parece relativamente en buenas condiciones con todo lo que ha pasado”, anunció el miércoles.
El jueves confirmó que su estado de salud era bueno y que, aunque por ahora tiene que terminar de recuperar peso, será soltado lo antes posible. "Ha habido mucha controversia sobre el sitio del lanzamiento. Los búhos de sierra por naturaleza son nómadas. Básicamente, no tienen una base de operaciones a menos que estén formando una familia, en cuyo caso ambos ayudan a alimentar a los bebés y luego se van a hacer su vida en solitario”, ha añadido, según recoge ‘Live Science’.
Por tanto, lo más seguro es que sea liberado entre los árboles de Saugerties, el pueblo a unos 150 kilómetros de Manhattan donde se encuentra la sede de la organización. La fama del pequeño Rockefeller, por cierto, ha servido para un buen propósito: las donaciones a la fundación de recuperación de animales se han disparado esta semana.