Un reducido equipo de biólogos especializados en flora y fauna ha comenzado a catalogar a toda prisa a las decenas de especies animales y vegetales que se están viendo afectadas por los efectos de la erupción del volcán de Cumbre Vieja, en La Palma.
A la preocupación por lo que pueda pasar con la diversidad del fondo marino con el vertido de la lava se suma ahora la incertidumbre que rodea a la conservación de la fauna y la flora autóctona en la isla.
Durante los últimos días, los expertos han podido comprobar el avistamiento de lagartos gigantes, una de las especies que se identifican con la isla de La Palma, se ha reducido drásticamente. Los biólogos señalan que muchos permanecen ocultos bajo las rocas pero añaden que es probable que muchos acaben muriendo.
La 'desaparición' de los lagartos de la superficie de la isla ha provocado que algunos de sus principales depredadores, como por ejemplo el cernícalo se hayan visto obligados a cambiar su dieta.
Los ornitólogos apuntan que en isla bonita anidan por lo menos medio centenar de especies distintas de aves que, en función de cómo se desarrolle la erupción podrían terminar emigrando.
En el caso del mundo vegetal la situación no es mucho más aragüeña. En los últimos días se han marchitado en torno al 40% de los árboles y plantas que rodeaban al volcán y se espera que el avance de la lava empeore aún más la situación. Mientras tanto, los biólogos realizan un trabajo contrarreloj para intentar medir y catalogar los efectos de la erupción de Cumbre Vieja sobre la gran diversidad en flora y fauna con la que cuenta la isla de La Palma.